Fue una boda absolutamente COVID en tanto que anunciamos que nos casábamos un par de semanas ya antes de recluirnos mas en esa temporada logramos cerrar data, lugar, iglesia, catering y música y nos pareció un reto. Hasta mayo no supimos qué género de boda íbamos a hacer y, tras darle muchas vueltas, decidimos hacer una boda reducida. Fuimos cuarenta y cinco en la iglesia, ochenta en la cena y cien en la celebración.
Bárbara y Carlos se casaron en la Ermita de Nuestra Señora del Buen Camino en Aravaca. Para su gran día, lució diseño de Sole Alonso, tocado M de Paulet y zapatos Dior. Carlos llevó chaqué de Hackett London y la madre de la novia vistió de Alpoydel. Verde Pimienta se ocupó del ramo de la novia y de la decoración floral de la iglesia.
Tras la liturgia, novios y también convidados se dirigieron a Finca La Gaivota donde Albada Catering se ocupó de la cena y la decoración. Hey Mickey se encargó de la música y todo el documental fotográfico fue obra de Alejandra Ortiz.
Cuando salimos de la ermita, Carlos organizó una sorpresa y le solicitó a un amigo suyo un Corvette C1 colorado increíble y descapotable con el que fuimos hasta La Gaivota. A la llegada, hubo un temtempié bastante largo con parrillas de gamba roja, puesto de cerveza y de jamón y pescado como protagonista. Lo quisimos hacer un tanto chillout y con mesas muy desperdigadas a fin de que la gente estuviera cómoda al aire libre. La cena fue bajo unos pinos pasmantes de la finca alumbrado como una fiesta de verano y deseamos poner solo un plato primordial y postre a fin de que no fuera larguísimo. El postre fue una tartaleta de limón de Embassy (es de mi tía) con una bola de helado de violeta que es mi favorito.
Quisimos dar mucha relevancia a la segunda una parte de la boda en tanto que venían la mayoría de mis amigas y gente muy próxima por la parte del novio. De ahí que, deseamos organizar un concierto y tuvimos el placer de contar con Joaquín de Navascués de Mirrors Frenquency y fue brutal su actuación. Asimismo pusimos múltiples estaciones a fin de que no pareciese una recena propia de boda: se trataba de un puesto mexicano con tacos y otro italiano de quesos y embutidos y después otra estación de chucherías. Mickey Pavón animó la boda hasta el final.
