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La boda íntima de Sandra y Luis en la capital española – A todo Confetti

6 julio, 2021

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Vimos unas pinceladas de esta boda por medio de Celia Cuervo, articulista jefe de Harper’s Bazaar, y no nos pudimos resistir a publicarla. Una boda íntima en tiempos de coronavirus y no por este motivo, menos singular como nos contaba exactamente la misma novia. ‘Luis y nos conocimos en una boda en Toledo, él de convidado y trabajando como fotógrafa hace 3 años. Es muy curioso, mas hasta tenemos una fotografía de ese primer día que nos “robó” mi compañera Almu mientras que charlábamos por vez primera. Un par de años tras conocernos, comenzamos a preparar nuestra boda para octubre de dos mil veinte. El plan inicial, como les ha pasado a muchas parejas este año, era bien distitnto al que al final fue. Desde el primer instante deseamos sostenernos optimistas y proseguir adelante con la boda en el mes de octubre de dos mil veinte, mas en verano, viendo de qué forma evolucionaba todo, decidimos dejar la celebración “a lo grande” para el año próximo. Todavía de esta manera, deseábamos casarnos este año, nos hacía mucha ilusión y como los 2 somos muy familiares, nos agradó mucho la idea de festejar la boda en pequeñito, con nuestros progenitores, hermanos y abuelos. Y de esta manera lo hicimos.

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Cuando cambiamos el género de celebración, decidí dejar el vestido de novia que me hacía con Marcela Mansergas para el año que viene. Para la mini boda deseaba algo con lo que estuviera cómoda y tras una busca intensiva en Internet, hallé un vestido de Rotate que me encantó. Las sandalias que llevé son las de Jimmy Choo que me había comprado para el otro vestido, mas me dio la sensación de que encajaban y deseé estrenarlas este año. Para el maquillaje conté con Maribel Torres, la conozco desde hace mucho tiempo y si bien no hicimos prueba, tenía confianza total en ella. Deseaba un maquillaje muy natural y supo captar a la perfección lo que tenía en psique. El pelo me lo hice misma.
Llevé los pendientes de helechos de Suma Cruz, que siempre y en todo momento me habían encantado y me los obsequiaron mis suegros para la boda. Viendo que el frío iba y venía a lo largo de las semanas de ya antes, agregué a mi look una rebeca de & other stories que halló mi madre unos días ya antes de la boda.

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El ramo me lo obsequiaron mis amigas Celia y Blanca, que lo diseñaron al lado de las chicas de Botanyco exactamente la misma mañana de la boda. Mi hermana y , que somos ceramistas y tenemos una tienda on-line Kuus.es decidimos agregar al ramo un detalle muy singular en recuerdo de mi abuela María que murió hace poco más de un año. Hicimos una pieza de porcelana con una M a fin de que nuestra abuela materna estuviese presente de alguna forma, en tanto que estoy segura de que es a quien más ilusión le habría hecho nuestra boda.

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Al mudar el formato de la boda, decidimos casarnos en la Iglesia de San Carlos Borromeo, a la vera de casa de mis suegros, donde entonces hicimos la pequeña celebración. Nos casó Tin, el hermano de Luis. Nos hacía mucha ilusión que nos casase , no solo pues sea su hermano, asimismo pues ofició la boda en la que nos conocimos. Si bien éramos muy pocos en la Iglesia, nos sentimos muy arropados y fue una liturgia hermosa. De las flores de la Iglesia se hizo cargo María Coullaut. Los platos de los anillos y las arras fueron asimismo de la marca que tenemos mi hermana y . Las arras que empleamos son las que emplearon mis abuelos paternos en su boda, nos encantaba que todo fuera tan familiar.

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Soy una enamorada de las bodas y me hacía mucha ilusión prepararlo todo, el catering se lo encargamos a VE-GA. A lo largo de toda la semana llovió mucho, aun el día de ya antes, mientras que preparábamos las flores y la deco, no paró de llover. Justo el día de la boda salió el sol y pudimos festejarlo en el jardín de mis suegros como teníamos pensado.

Como regalo para los invitados, dimos una macetita de Kuus adaptadas, hechas por nosotras y con un cactus -a Luis y a mí nos chiflan las plantas-
De las fotografías se hizo cargo Ana Encabo, y la escogeríamos mil veces sin pensarlo. De todos y cada uno de los distribuidores, la fotografía era prácticamente el más esencial, sobre todo para mí.

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A pesar de que no pudo ser la boda que habíamos planeado, fue un día excelente. Pudimos festejarlo con nuestros progenitores, hermanos y abuelos y pensamos que todos lo gozaron mucho asimismo, sobre todo nuestras abuelas. Estábamos muy apacibles y relajados gozando del día en familia. Evidentemente nos faltó mucha gente, mas ya vamos a tener tiempo de festejar en el mes de octubre de dos mil veintiuno con todos .’

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