Lo prometido es deuda, acá tenéis mis trucos para dormir a los pequeños más rápido. ¿Quién no ha deseado pulsar un botón que provoqué un sueño profundo en nuestros hijos a un click? ¡Qué mal nos hace esta sociedad de la inmediatez!
La mayoría de madres y progenitores terminamos el día agotados, las cosas como son. No vemos el instante de tener a nuestros molones dormidos y poder tener un rato para nosotros.
Cuenta la historia de leyenda que ciertos progenitores, solo con acostar y dar un beso de buenas noches a sus hijos, les basta para que concilien el sueño tras un “buenas noches, cariño, hasta mañana”.
Cuando escuchas esta clase de aseveraciones, la primera cosa que piensas es “¿qué hago mal?” Mas la verdad es que esa bonita historia de leyenda no es la realidad de muchas familias. Y no es que estemos fallando, es que cada madre, padre, hijo y circunstancia es diferente. En nuestro caso en particular, a lo largo de ocho años de maternidad hemos comprobado que vamos por ráfagas. Ráfagas en las que nos precisan más en ese instante, ráfagas en las que nos precisan menos. Días que se duermen más veloz, días que tardan más (como nos pasa a los adultos). Así de sencillo, de esta manera de bastante difícil de comprender.
Nuestro oponente número uno
Si deseamos terminar nuestro cuento diario con un final feliz, la primera cosa que debemos hacer es no perder de vista a nuestro oponente número uno: las prisas
Esta es la ecuación:
- Cuantas más prisas, más nervios.
- Cuantos más nervios, menos sueño.
Te comprendo realmente bien, en este sprint final del día, tenemos tanta necesidad de llegar a la meta lo antes posible y reposar, que nos entran las prisas y, con ellas, hacen su aparición estelar los nervios. Cuando oponen cierta resistencia, “quiero agua”, “quiero pis”, “tengo hambre”, “tengo miedo”, “un cuento más”… la poca paciencia que nos queda del día, si aún queda algo, se difumina y nos irritamos con mucha sencillez. Ojo, que puede que tengan sed, pis o bien temor de veras. Mas si terminan de tomar o bien de hacer pis, lo normal es que esa sea su forma de expresar «quédate acá conmigo, te necesito».
Mi truco para sostener la calma
Durante una temporada bastante larga, me tocó dormir a mis hijos sola. Cuando llegó nuestra tercera hija el reto se complicó todavía más. Desarrollé la habilidad de dar la mano a mi molona mayor que estaba tumbada en su cama. Al unísono, sentada sobre una mecedora, tenía a mi mediano en mis brazos. Y, el más bastante difícil aún, con el pie balanceaba la hamaca de la bebé.
En esos instantes en los que prácticamente tenía dormida a la bebé y cualquiera de mis otros 2 hijos demandaba algo y la despertaba, la desesperación se apoderaban de mí. Con lo que debí desarrollar trucos para dormir a los pequeños mas, sobre todo, para no perder los nervios en el intento.
No fue realmente difícil percatarme de que cuando perdía los nervios era como iniciar de cero. De ahí que decidí imaginarme que estaba en un juego, tipo Jumanji, “si chillas volverás a la casilla de salida”, como mantra, me lo repetía en silencio una y otra vez.
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- “Si chillas volverás a la casilla de salida”
- “Si chillas volverás a la casilla de salida”
- “Si chillas volverás a la casilla de salida”
Parece tontería, mas no lo es. Si bien no es infalible, la verdad es que me asistió mucho en los días más bastante difíciles. Y tengo constancia de que son ya muchas molonas las que se acuerdan de mí y repiten exactamente el mismo mantra en esos instantes de tensión.
¡No puedo más!
¿Qué hacer cuando ya soportas más? Escapa. A ver, entiéndeme, no consiste en hacer un abandono del hogar, menos todavía si nuestro pequeño corre algún peligro real. Mas siempre y en toda circunstancia va a ser mejor retirarte un instante y coger aire, que explotar. Sería tal que así: “chicos, ahora vengo, mamá precisa salir de la habitación pues se pone nerviosa”. Ve al baño, échate agua en la cara, respira hondo, tápate la boca con un cojín y chilla si hace falta.
Otro consejo de oro es adelantarse y también implicarles, ¿de qué forma? Mientras que cenáis, explica que estás fatigada y que mamá y papá precisan tener un instante para los 2. “Chicos, tenemos una misión y precisamos de vuestra ayuda”. “¿De qué manera podemos organizarnos el día de hoy a fin de que mamá y papá podamos tener un rato para nosotros ya antes de ir a dormir?”, «¿se os ocurre alguna idea?»
Ten en cuenta que con una buena base de Educación Positiva, la familia hace equipo, hay colaboración y todos nos sentimos tenidos en cuenta. Sin esa base y herramientas, es posible que pruebes este punto o bien cualquier otro truco y me afirmes “con mis hijos esto no funciona”. No es que no funcione, es que faltan conocimientos y mucha práctica. De ahí que el paso por las formaciones es tan esencial. Mas, todavía de esta manera, espero que estos consejos os resulten de ayuda.
Trucos para dormir
La verdad es que n os descubro nada nuevo si os digo que el mejor truco para dormir está en llevar una buena rutina diaria. Reiterar exactamente la misma secuencia a los pequeños les da seguridad. Por poner un ejemplo, cena, baño, cuento y a dormir. Para eludir las prisas, recomiendo:
- Empezar temprano la rutina, para eludir a nuestro mayor enemigo: las prisas
- No mirar el reloj. Vas a saber aproximadamente a la hora a la que debes iniciar mas, desde ahí, no aconsejo mirar el reloj frecuentemente pues si os retrasáis un tanto ver las agujas pasar te va a poner más nerviosa
- No utilizar pantallas mínimo dos horas ya antes de dormir. Hace poco leí que la luz de las pantallas inhibe la liberación de melatonina, con lo que complica que podamos conciliar el sueño
- Intentad cenar todos juntos, haz tu rutina facial mientras que les bañas (si no es un bebé al que debas sostener), ponte el pijama al unísono que , etc. No solo es bueno para servir de ejemplo y hacer “equipo”, sino asimismo te va a hacer ganar tiempo. No vas a estar durmiéndoles y pensando que aún debes hacer mil cosas como ponerte el pijama, cenar, etc.
- Incorporad un cuento ya antes de dormir, con luz sutil y tono relajado. Ya antes de iniciar, acordad el cuento o bien los cuentos que leeréis. Si al terminar solicita más, pregúntale “¿Recuerdas de lo que habías decidido ya antes?”, “¡mas deseo otro!”, “sí, mañana vamos a leer otro”. Si llora: valida, siempre y en toda circunstancia valida “entiendo que te sientas triste y el día de hoy no leeremos más cuentos”. Ofrécele un abrazo, si no lo quiere, respétalo. Continúa a su lado en actitud de calma y evita dar más explicaciones o bien procurar recortar su emoción. Si deseas saber más sobre de qué forma validar emociones, no te pierdas este otro artículo.
- Apagad la luz y aguardad con calma. Si bien es tentador, no te pongas con el móvil a su lado pues eso puede hacer que tarden más en dormir. Pondremos atención plena ahora juntos (puedes acariciar su pelo, hacer cosquillas suaves, poner una música relajante, cantar exactamente la misma nana que le cantabas cuando era bebé…)
- Diles que si te precisan vas a estar ahí. Saber que vamos a estar libres a lo largo de la noche, les da mucha seguridad. Alguna vez vienen a nuestra cama o bien nos solicitan que vayamos a la suya y nunca se lo hemos negado. La mejor inversión que hemos hecho como progenitores es una cama de ciento ochenta. Ellos tienen camas de noventa desde su primer año de vida. De este tema os charlé en este vídeo como del paso de la cuna a la cama. Merced a la calma que les da saber que estamos ahí, esas visitas a media noche no se repiten con demasiada frecuencia. La pandemia, iniciar el cole, una mudanza, la llegada de un bebé… ten presente que cualquier pequeño cambio les puede afectar en el sueño, con lo que nuestra calma y apoyo va a ser vital para superarlo.
Presencia
Nuestros hijos precisan conexión con nosotros. No es un capricho, es una necesidad. Y es que la conexión con sus adultos de referencia es una de las cosas que garantiza su supervivencia. Con lo que, sin ser conscientes, buscarán nuestra presencia y si no la logran, tened por seguro que van a tomar malas resoluciones. Insisto que no lo hacen de forma consciente, ni por fastidiar, si me dejas el consejo: nunca te lo tomes como algo personal.
Si a lo largo del día no estamos presentes pues trabajamos fuera de casa, teletrabajando o bien haciendo mil labores sin tiempo ni de mirarnos a los ojos, lo normal es que, cuando ya se termina el día, deseen tenernos a su lado y prolongar al límite ese instante.
Mi consejo es, asume ese rato de ya antes de dormir como un genuino regalo. Regalo para ellos y regalo para vosotros. Por el hecho de que, si bien esto suene a abuela cebolleta, en nada no nos van a precisar a su lado para dormir. En verdad, lo echaremos de menos. Ya sabéis lo que se afirma de que con pequeños los días son largos, mas los años cortos.
Sin ir más allá, desde septiembre, mis hijos mayores (ocho y cinco años en ese instante), nos afirmaron que deseaban ir a dormir solos. En este tiempo, solo cualquier día ocasional nos han pedido que vayamos con ellos. Proseguimos durmiendo a la Mini quien, a propósito, asimismo tuvo alguna ráfaga de dormirse sola, mas es solo una historia de leyenda jajaja… Ahora, en verdad, acostumbra a visitarnos alguna noche que otra 😉
Conclusión
En terminante, tras tres hijos y ocho años de experiencia, el mejor truco para dormir que puedo dar es que no tengáis prisa y todo fluirá mejor y más veloz. Ten presente que, en algún instante, quizá seáis los que desearéis prolongar ese momento. Y si no, al mismo tiempo.
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*Creado por Una Madre Molona y Marido