Conseguir que los pequeños sean puntuales puede resultar algo complejo, pues los pequeños no comprenden de entrada el término del tiempo. No obstante, la puntualidad es una cualidad fundamental y valorada que dejará que los pequeños desarrollen sentidos como el valor del tiempo para ellos y para el resto.
El tiempo es una cosa que no se puede recobrar, cuando se ha pasado, ya no hay forma de regresar atrás. Por esta razón, la puntualidad es algo valoradísimo, una muestra de respeto cara los demás que por otro lado favorece a uno mismo. Si los pequeños aprenden a ser puntuales, van a tener una enorme lección de vida que te agradecerán a lo largo de un buen tiempo.
Por qué es preciso que los pequeños sean puntuales
Lo primero de todo es comprender que los pequeños no nacen con el término del tiempo aprendido de nacimiento. Para ellos, no existe un inicio y un final, carece de sentido que algo deba comenzar a una hora concretamente por una razón concreta. Eso es una cosa que deben aprender y que deben trabajar desde pequeños para poder digerir y trasladar a la vida rutinaria.
Llegar al instituto a su hora, es uno de los primeros ejercicios de puntualidad obligatoria que deben cumplir los pequeños. Y por este motivo, tal vez la mejor ocasión de explicarles que las clases comienzan a una hora determinada y que si los pequeños no están en clase a la hora, todos los otros van a estar perdiendo un tiempo que jamás más se va a poder recobrar. ¿De qué manera hacer que los pequeños comprendan lo esencial que es eso?
Pues la mejor forma de hacer que los pequeños, y los adultos asimismo, comprendan algo bastante difícil de entender, es por medio de los ejemplos rutinarios. Puedes usar la hora de juego de los pequeños, con un reloj a fin de que descubran por su parte qué sentido tienen las horas. Establece una hora de inicio y una hora de final para una actividad, por servirnos de un ejemplo, ir al parque.
Para poder cumplir esa hora de juegos en la calle, es preciso que los pequeños y los mayores estén dispuestos para salir a la hora. Si esto no se cumple, se marcha quitando tiempo de juego en el parque. Quizás en las primeras veces el tiempo de parque quede en pocos minutos, mas indudablemente va a ser una forma clarísima de hacer que los pequeños sean puntuales.
¿De qué manera se siente cuando no goza de su tiempo de parque?
Cuando no podemos cumplir con una acción pues no somos puntuales, nos sentimos insatisfechos, desilusionados y enfadados. Los pequeños asimismo tienen estos sentimientos, en especial si no han podido gozar de su tiempo de juego tanto como deseaban. Cuando esto ocurra, cuando el pequeño no sea puntual y por este motivo la hora de parque se convierta en unos minutos, aprovecha a fin de que exprese de qué manera se siente dada esta situación.
Es probable que el pequeño muestre enfado contigo, que no comprenda por qué razón ha pasado eso. Ese es el instante de hacerle entender que las cosas tienen un inicio y un final y si no se comienza cuando corresponde, el tiempo va pasando y lo que ha terminado ya no se puede recuperar. Explícale que esos diez minutos que ha tardado de más en prepararse para salir, son los minutos que se han perdido y que ya no se podrán gozar en la calle.
De exactamente la misma forma, aprovecha la ocasión para lanzar un mensaje positivo y que el pequeño no se quede con la frustración. Si aprende lo que significa ser puntual, el próximo día va a estar preparado ya antes de tiempo para salir de casa cuando corresponde. Cuando cumpla con esta regla, recompénsale con un rato más de juego en el parque. De esta forma va a sentir que su esmero merece la pena y va a trabajar para lograrlo considerablemente más veces.
No te olvides de ser un enorme ejemplo para tus hijos, enséñales que la puntualidad es una cualidad esencial en cualquier persona. Que ser responsable asimismo consiste en administrar el tiempo y que esa actitud les va a ayudar en el futuro en muchas situaciones. Juntos podréis lograr grandes cosas pues para los pequeños, no hay mayores héroes que sus progenitores.