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Baja tolerancia a la frustración, una de las preocupaciones de las familias

12 noviembre, 2021

La baja tolerancia a la frustración es una de las primordiales preocupaciones de las familias que han participado en el estudio llevado a cabo por Mamá Sicóloga Infantil. Una encuesta que llevo efectuando desde junio de dos mil diecinueve cuyos datos preliminares he tenido la ocasión de exponer tanto en el Instituto Oficial de la Sicología de Catalunya (COPC) en el marco de una mesa redonda organizada por el Conjunto de Trabajo en Inteligencia Sensible ( al que pertenezco) y más tarde en la IV Jornada de Inteligencia Sensible. Datos que por su relevancia y también relevancia asimismo deseo compartir contigo con el propósito, que desde Mamá Sicóloga Infantil intento perseguir, de ofrecerte siempre y en toda circunstancia información actualizada y contrastada.

En el artículo de el día de hoy vamos a ver porqué es preciso fijarnos y atender esta emoción tan común y usual en la niñez, qué impacto tiene en uno mismo y de qué forma afecta a el resto, como asimismo nos vamos a fijar en aquellos estilos parentales que influyen en su desarrollo y la sostienen en el tiempo.

baja tolerancia a la frustración

Cerca del cuarenta% de las familias están preocupadas por la baja tolerancia a la frustración de sus hijos

Cerca del cuarenta% de las familias que participaron en la encuesta marcaron el ítem «baja tolerancia a la frustración» como una de sus primordiales preocupaciones respecto de sus hijos a nivel sensible. En este apartado de la encuesta se les pedia que marcasen aquellos ítems relacionados con las emociones de sus hijos y también hijas que les preocupaban. Podían marcar tantos como necesitaran, como por ejemplo:

Así, entre todos y cada uno de los ítems que podían elegir, el que estuvo más presente en la muestra analizada (mil doscientos cuarenta y seis formularios tipo google forms) fue el de la baja tolerancia a la frustración. Datos que corresponden al periodo comprendido entre junio de dos mil diecinueve a junio de dos mil veinte, pandemia por el medio.

El factor edad

Del análisis efectuado se desprenden otros datos interesantes como por poner un ejemplo que aquellos padres con hijos y también hijas de edades comprendidas entre tres y seis años son los que mayoritariamente han marcado esta preocupación. Prácticamente un cincuenta% de los formularios con la baja tolerancia a la frustración marcada tenían hijos entre los tres y seis años de edad.

Un dato, por otra parte esperable, por las peculiaridades propias de esta etapa del desarrollo infantil. En tanto que es el instante que los pequeños demandan más autonomía y también independencia y es posible que choquen de frente con los límites y reglas que se comienzan a fijar en la familia.

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A continuación te dejo con una serie de artículo relacionados que puede asistirte a saber más sobre de qué forma son, piensan y sienten los pequeños y pequeñas de esta edad y qué contrariedades pueden presentarse.



Si deseas, todavía puedes responder la encuesta para ampliar la muestra, si todavía no lo has hecho hoy. Te ocupará poco más de 5 minutos.

Después de este pequeño paréntesis, prosigamos hablando de la frustración y de la baja tolerancia a exactamente la misma. De de qué forma se manifiesta y qué impacto tiene en uno mismo y en el resto, qué podemos hacer y qué es mejor dejar de efectuar dada esta emoción de carácter displacentero.


¿Qué es la frustración?

La frustración es una emoción, como muchas otras que tenemos. Una contestación de nuestro organismo a un estímulo interno o bien externo que nos predispone a una acción. Y como tal, tiene una función adaptativa que ha tolerado subsistir a la humanidad durante los milenios que llevamos sobre la tierra.

Es una emoción que aparece frente a la imposibilidad (interna o bien externa/ real o bien imaginaria) de conseguir una meta, meta o bien expectativa (propia o bien extraña).

También es verdad que, la frustración es una emoción compleja que implica a otras muchas emociones y sentimientos, como:

  • sorpresa,
  • ira,
  • rabia,
  • enfado,
  • tristeza
  • decepción,
  • miedo,
  • ansiedad o
  • vergüenza.

Sabemos que antes de dispararse la frustración posiblemente pasemos por un momento de sorpresa. En tanto que aguardamos conseguir una determinada meta, resultado o bien objetivo que por último no se da. Una vez desaparece esta emoción tan breve es cuando se desencadena generalmente otra de las emociones implicadas: la ira en sus grados (saña o bien enfado).

Puede que junto a la saña o bien enfado sintamos asimismo tristeza y decepción por no haber sido capaces de conseguir aquello deseado. Mas no en todos y cada uno de los casos se da.

Es posible que aun con esta saña y enfado haya miedo. Temor por no saber qué vamos a hacer sin eso que tanto habíamos querido tener o bien conseguir. Asimismo, que sintamos ansiedad e inclusive vergüenza por no haber sido capaces de lograr un resultado. O bien que la vergüenza sea el disparador de la frustración.

Pero la verdad es que al lado de la frustración hay normalmente saña y enfado, con aproximadamente agresividad verbal o bien física. Lo observamos realmente bien en pequeños pequeños y en los que ya no lo son tanto, asimismo en los adultos responsables de instruirles, y como vamos a ver más adelante esto influye en el modo perfecto en el que aprenden a permitir y manifestar la frustración. Mas primero veamos de qué forma se manifiesta la frustración en la niñez.

¿De qué forma se manifiesta esta emoción en la niñez?

Las primordiales formas o bien expresiones de la frustración acostumbran a ser:

  • Rabietas
  • Enfado.
  • Agresiones físicas y verbales.
  • Desmotivación.
  • Abandono de labores.
  • Negativa efectuar alguna actividad o bien labor.

Como vemos, la frustración y el modo perfecto en la que regulamos su expresión tiene un enorme impacto en uno mismo. Conforme Mustaka, dos mil uno a, 2001b y Kamenetzky dos mil ocho, la frustración puede llegar a provocar:

  • Fobias
  • Enfermedades
  • Depresión
  • Propensión a las adicciones,
  • etc.

Pero ¿por qué razón hay personas que tienen mejor tolerancia a la frustración que otras? ¿De qué depende?

¿Qué determina que unas personas tengan aproximadamente tolerancia a la frustración?

La intensidad de la contestación sensible, la frustración que sintamos, depende esencialmente de 4 factores:

  1. Los aprendizajes anteriores.
  2. La discrepancia entre expectativa y realidad.
  3. La situación.
  4. Las diferencias individuales.

Es cierto que los pequeños y pequeñas han tenido pocas ocasiones en su corta vida para poder aprender a permitir la frustración. Esa que les puede suponer no lograr que sus progenitores les adquieran un juguete, pintar sin salirse de la raya, hacer un ejercicio de mates o bien perder una partida de ese juego que tanto les agrada. Tan cierto como lo es que, a mayor expectativa mayor frustración sentimos. Y que en dependencia del sitio o bien con quién estamos expresamos con aproximadamente intensidad lo que sentimos. En general nuestros hijos acostumbran a enseñar sus emociones con más intensidad ante sus madres (su sitio seguro). Y por último, el carácter (pues todavía no podemos charlar de personalidad en la niñez, pues está en pleno proceso de desarrollo) tiene mucho que ver.

A todo esto debemos tener en consideración que las familias tenemos un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de esta tolerancia a los descalabros, defraudes y frustraciones. Veamos de qué forma influye nuestra forma de instruir en la tolerancia o bien no a la frustración.

El papel de los estilos educativos parentales en el desarrollo y mantenimiento de la baja tolerancia a la frustración

Sabemos bien, por las investigaciones que durante los años se han efectuado con respecto a los estilos educativos con los que formamos a nuestros hijos que existen algunos que tienen consecuencias desfavorables para su inmejorable desarrollo. Son esencialmente tres los que te voy a mentar esta vez y para el tema que nos ocupa.

Sin entrar en detalle en cada uno de ellos de ellos sí deseo resaltar una emoción que comparten los tres: el temor . Sí, en todos estos progenitores y madres existe temor y por consiguiente inseguridad. Una inseguridad en ellos mismos y en su forma de instruir.

  • Por más seguros que los veamos, sabemos que tras esa inflexibilidad del padre o bien madre déspota, hay necesidad de control y por consiguiente inseguridad ante aquello que se le escapa de su mando.
  • Ante esa aparente calma del padre permisivo hay temor a no saber qué hacer ante cualquier situación que requiera su atención.
  • Y ante esa necesidad de protección de las familias sobreprotectoras se oculta un temor profundo a que sus hijos o bien hijas lo pasen mal, padezcan o bien no sepan hacer las cosas bien.

Si nos fijamos con un tanto de atención observamos que :

Autoritario

Los progenitores y madres que forman bajo este estilo déspota tienen temor a perder :

  • el control de lo que sus hijos hacen,
  • la autoridad o bien el poder que creen.

Son familias muy exigentes que no dejan el fallo, con reglas y límites muy rigurosos a la que se les suma unas esperanzas poco realistas sobre lo que sus hijos y también hijas pueden o bien saben hacer en todos y cada instante de su ciclo de vida.

En estas familias medran niños con un perfil inhibido, mas de manera contraria a lo que podría creerse, asimismo observamos perfiles desafiantes y agresivos que se revuelven contra sus progenitores. Pequeños y pequeñas que procuran saltarse toda vez que pueden todas y cada una de las reglas impuestas. Son pequeños que aprenden la manifestar la frustración con temor, saña, enfado y agresividad (física y verbal)

Permisivo

En este caso, el temor de los progenitores radica en que sus hijos la líen en el caso de no ofrecerles aquello que desean. Tienen temor a:

  • enfrentarse a una situación desapacible,
  • a poner límites,
  • causar malestar a sus hijos
  • no saber solucionar el enfrentamiento que puede suponer un no como contestación.

En estas familias hay escasos límites y reglas, dejan hacer todo lo que las criaturas desean. Con el propósito de que sus hijos no se enojen satisfacen sus necesidades aun antes que estas aparezcan.

Los niños y niñas que medran en esta clase de familia presentan escasa madurez y son propensos a desarrollar conductas propias de lo que se ha llamado síndrome del pequeño déspota o bien emperador. Frente a la frustración responden con ira, agresividad, abandono o bien negativa a proseguirse procurando cualquier objetivo o bien meta, aguardando que sean el resto quienes se encarguen de resolverles la vida. En verdad es lo que ha venido sucediéndoles en su ambiente familiar. Familia que les ha educado haciéndoles pensar que se lo merecían todo aun ya antes de solicitarlo.

Sobreprotector

Por último, en este estilo sobreprotector que ciertas familias adoptan, el temor radican en la posibilidad de que ocurra algo malo a sus hijos o bien que estos no sean capaces de efectuar apropiadamente una actividad o bien labor. Por esta razón los progenitores y madres sobreprotectores siempre y en toda circunstancia hacen las cosas por sus hijos, limitando su autonomía y también impidiendo que aprendan. De forma que volvemos a hallar perfiles de pequeños inmaduros que responden a la frustración con saña mas asimismo con tristeza y decepción por pensar que no van a ser capaces de conseguir hacer las cosas tan bien como sus progenitores. Lo vemos en el ejemplo de la imagen.

Cómo son los pequeños y pequeñas con baja tolerancia a la frustración

De todo lo expuesto hasta acá podemos hacernos una imagen de de qué forma son los pequeños y pequeñas con baja tolerancia a la frustración. Mas creo preciso poder describirte una por una sus primordiales peculiaridades.:

  1. Tienen más contrariedades para administrar sus emociones.
  2. Suelen ser más impetuoso, intranquilices y exigentes.
  3. Cuando deben enfrentarse a la espera o bien aplazar sus necesidades, acostumbran a contestar con pataletas y lloro simple.
  4. Tienen menor capacidad de adaptación.
  5. Se desmotivan de manera fácil ante cualquier incidente o bien complejidad.
  6. Suelen meditar de forma dicotómica, todo es blanco o bien negro, para ellos no existe el punto intermedio.
  7. Les cuesta comprender los límites del resto y los toman como una injusticia contra ellos.
  8. Pueden desarrollar con más sencillez cuadros de ansiedad y depresión ante enfrentamientos y dificultades
  9. Evitan nuevos desafíos que puedan poner de manifiesto sus restricciones.

Fuente: Consejos para instruir a tu hijo a permitir la frustración. (dos mil veintiuno, seis mayo). Faros HSJBCN.

Qué podemos hacer, qué precisan los niños

Como progenitores y primordiales educadores de nuestros hijos, sobre todo en sus primeros años de vida, debemos procurar:

  • Abandonar esos estilos educativos que riñen y castigan los errores y que por su parte niegan y refrenan emociones como la frustración o bien cualquier otra.
  • Evitar ser déspotas sin pasarnos al otro extremo, tan permisivos que impidamos el aprendizaje preciso para poder permitir el malestar que causa una decepción o bien un descalabro. Ni tanto ni tan poco. Ni déspotas, ni permisivos ni sobreprotectores. Debemos procurar conseguir ubicarnos en ese bastante difícil equilibrio en el que se establecen reglas y límites mas se da la libertad precisa a fin de que nuestros hijos sean autónomos física y emotivamente.
  • Escucharles activamente, dejando a un lado cualquier otra actividad mientras que nos charlan. En ocasiones no es preciso más que oír y mirarles a los ojos, sin decir solamente que un «ya veo», «umm», «aha».
  • Validar su emoción en sitio de negársela. Substituir esos «Deja de llorar» o bien «No te enojes tanto» por «Veo que estás muy frustrado», «Debe ser realmente frustrante no poder hacer esto»
  • Empatizar con lo que sienten.
  • Sostener su emoción. Nuestros hijos y también hijas precisan que seamos su sitio seguro, que mantengamos sus emociones, que estemos ahí cuando se desbordan emotivamente. Recordemos que sus cerebros todavía están en pleno desarrollo y que su corteza prefrontal (responsable de las funciones ejecutivas y del autocontrol) está inmadura hasta alén de los veintiuno años. En la primera niñez, sobre todo, la función de esta zona del cerebro debemos «ejercerla» , los progenitores. Mantener, en un caso así significa, no juzgar, oír lo que nos cuentan sin procurar solventar, recomendar o bien rehusar mientras que la energía que se ha puesto en marcha con esta emoción va reduciendo.

Post relacionado: Inteligencia sensible, de qué forma desarrollarla en familia.

Para poder efectuar todas y cada una estas acciones precisamos poder administrar nuestra frustración y contar con de estrategias de afrontamiento que nos dejen actuar desconectando el conduzco automático. Esto no siempre y en toda circunstancia es posible ni todas y cada una de las familias saben precisamente de qué forma hacerlo. Es por esta razón que dentro de poco voy a poner en marcha unos talleres para progenitores y madres en formato on-line en los que durante 7 semanas les voy a acompañar en la adquisición de nuevas habilidades sociables. Si piensas que estos talleres pueden interesarte cumplimenta este formulario con el tema Talleres. Dentro de poco me voy a poder en contacto contigo para ofrecerte más información.

Facilitadora Comunicación Frustración