Cuando afirmamos si es bueno mojar al pequeño inmediatamente después de comer quiere decir que el bebé tenga la barriga llena. Es frecuente rememorar a nuestras abuelas o bien madres advirtiéndonos sobre los cortes de digestión si nos metemos en el agua inmediatamente después de comer. Si recordáis, nos afirmaban que debíamos aguardar por lo menos dos horas entre el alimento y la ducha o bien baño para darle a nuestro cuerpo tiempo para hacer la digestión.
Hoy en día se sabe que esta idea no era totalmente cierta, no se trata de la digestión en sí. El hecho de aguardar ya antes de entrar en el agua no debe ver con la digestión, sino más bien con otro principio: el agua, a nivel digestible, tiene poca repercusión. Lo que marca la diferencia es realmente la temperatura del líquido en el que nos sumerjamos, mas este es un alegato que no se enmarca en el contexto del baño del bebé.
De hecho, una de las primeras reglas en el momento de bañarse es tener una temperatura del agua en torno a los treinta y seis-treinta y siete °C y así evitaríamos este inconveniente de la digestión. Mas para los más peques hay que ir más allí, lo que asimismo hay que tomar en consideración es el nivel emocional. Para los más pequeños, el baño es un instante relajante y alegre y, por este motivo, hay que vivirlo con total serenidad. Asimismo conforme con este argumento, se recomienda a los progenitores que esperen un poco tras comer, a fin de que el pequeño esté relajado: media hora puede marcar la diferencia.
Por tanto, primero vamos a deber ver que el bebé esté apacible, y después debemos asegurarnos de que la diferencia de temperatura entre el agua y el entorno donde se halla el bebé no sea alta. De ahí que es mejor que la habitación en la que vayamos a mojar al bebé la hayamos precalentado ya antes de meterlo en el agua. Con solo supervisar estos 2 puntos ya vamos a poder mojar al pequeño a la hora que sea, aun si bien haya comido ya antes.
¿Cuál es el mejor instante para mojar al bebé y de qué manera se debe hacer?
Eso sí, como he comentado al comienzo, si bien podamos bañarlo a la hora que sea, es mejor decantarse por hacerlo en unos instantes específicos y de la mejor manera posible. Siempre y en toda circunstancia debemos seleccionar el instante del día que nos deje estar relajados, tanto a nosotros como al bebé Bañarlo antes de acostarse es una forma útil de relajar a los bebés y prepararlos para dormir.
El nivel del agua ha de ser de cinco-seis cm y la temperatura de treinta y siete-treinta y ocho °C. No es preciso usar el termómetro, es suficiente con sentir una temperatura agradable sumergiendo la muñeca o bien el codo en el agua. Ya antes de desnudar al bebé, cerciórate de que la habitación esté bien calentada (la temperatura ideal es de veintiuno-veintidos °C) y de tener todo cuanto precisas a mano.
Una vez que el bebé esté desnudo, sumérgelo de manera inmediata en el agua para eludir que se enfríe. Utiliza tu mano no dominante (la derecha si eres zurda o bien la izquierda si eres diestra) para sostenerle la cabeza. Utiliza tu mano dominante para lavarlo, empezando por los pies. Por seguridad, la parte superior del torso y la cara deben continuar sobre el nivel del agua. Para sostener la temperatura del pequeño lo mejor es ir mojando el torso con agua continuamente.
¿Debes bañarlo todos y cada uno de los días?
Los bebés no precisan muchos baños si le lavas bien el área del pañal toda vez que se lo cambies. Por norma general, durante el primer año de vida, es suficiente con bañarlo tres veces por semana. Si bien parezca patraña, si lo hacemos más veces podemos crearle sequedad de piel, especialmente si empleamos geles de ducha tensoactivos (que hagan espuma). Masajear al bebé ya antes del baño con un aceite emoliente y aplicar una crema hipoalergénica justo después del baño puede asistir a prevenir la piel seca, e inclusive eludir que en los casos en el que bebé tenga dermatitis eczematosa vaya a más.