Los bebés aprenden a gatear entre el séptimo y el noveno mes de vida. Este primer ademán de independencia, que lleva al pequeño a moverse de forma autónoma de una habitación a otra, es fisiológico y forma una etapa fundamental para su desarrollo psicomotor.
Ponerse a 4 patas ayuda a fortalecer los músculos de los hombros y las articulaciones de las muñecas, las manos y los codos. Además de esto, el hecho de poder comenzar a desplazarse por ellos mismos les da más confianza y seguridad.
Aprendamos de qué forma alentar al pequeño a gatear sencillamente.
Cuatro forma de promover el gateo
La Dra. Felice Sklamberg, terapeuta ocupacional de la Capacitad de Medicina de la Universidad de la ciudad de Nueva York, explica que gatear es una fase esencial en el desarrollo psicofísico de un pequeño. Aparte de conseguir la independencia motora, al poder moverse de un sitio a otro para explorar el planeta, es capaz de robustecer brazos y hombros para aguantar el peso corporal.
Cabe apuntar que no todos y cada uno de los bebés gatean de exactamente la misma forma. Los más precoces son capaces de levantar completamente el torso, sostenerlo con los brazos y mover las piernas (a cuatro patas, por así decirlo). Otros, en cambio, con exactamente la misma edad simplemente gatean.
Por lo general, el bebé aprende a gatear solo entre el séptimo y el noveno mes de vida. Algunos niños, sin embargo, se saltan esta etapa comprometiéndose directamente a dar sus primeros pasos, sin gatear ni nada.
4 formas de estimular el movimiento
La ubicación
Para aprender a gatear, mamá o papá deben dejar al bebé boca abajo durante unos minutos. Por supuesto, el espacio en el que dejemos al pequeño (supervisando) debe ser inofensivo y debe estar perfectamente limpio. Para mayor tranquilidad de los padres, es posible recrear una estimulante zona de juegos equipada con una alfombra infantil, con juegos de diferentes tamaños y colocados a diferentes distancias. De esta forma, el bebé tendrá un motivo más para gatear.
Existen alfombras especiales para niños, que se montan como si de un puzzle se tratara, y que se pueden poner al gusto que queramos, jugando con los diversos colores que tiene. Lo bueno de estas alfombras es que son suficientemente blandas para que no se haga tanto daño pero no mucho como para interferir en su camino. Se puede andar por encima, sin tener que tocar el suelo directamente. Eso también permite que aseguremos un sitio limpio.
Acostumbra al niño a la postura correcta
Para ayudarlo a levantar el torso, apoyarse en los brazos y moverse a 4 patas, puedes usar una almohada con forma de cilindro y moverla lentamente hasta que el bebé toque el suelo, sin lastimarse. Para simplificar el movimiento y estimular al niño, también puedes utilizar un juguete, mejor que elijas su juguete favorito.
Gatear con él
Los pequeños tienden a aprender imitando a sus semejantes o bien adultos. Así que, si el pequeño ve a mamá y papá (o incluso a la hermana o al hermano) ir a cuatro patas, puede hacer que quiera simular esos movimientos, reuniendo las pistas correctas sobre cómo sincronizar todas las extremidades. Lo mejor es que nos pongamos a su lado o bien delante del bebé, estimulando su curiosidad a través del juego.
Juguetes colgantes
Poner juguetes a su alcance cuando se ponga de pie hace que el pequeño sienta esas ganas, y esa necesidad de aprender a posarse sobre sus pies, para lograr coger los juguetes que quiere. El niño aprende a fortalecer los músculos de los brazos, los abdominales y las piernas. Al sentirse atraído por los colores vivos, el pequeño tenderá a empujar hacia arriba para agarrarlos, entrenando de forma inconsciente, todos los músculos necesarios para gatear.
A su ritmo (si tiene menos de un año de edad)
Si el pequeño no aprende inmediatamente a gatear a pesar de estos pequeños estímulos, es importante que los progenitores no insistan. Cualquier forzamiento es contraproducente y va en detrimento del bienestar psicofísico del niño.
Los pediatras aconsejan esperar con paciencia y confianza el momento adecuado. Ahora bien, si el niño ya tiene un año y sigue sin caminar, entonces sí vamos a deber preguntar con el médico para contrastar el adecuado desarrollo motor del pequeño.