Si tu bebé comía realmente bien y ahora no desea comer, probablemente esté pasando por una de las conocidas crisis de desarrollo. Desde el nacimiento, el bebé pasa por múltiples fases y cambios repentinos que afectan de manera directa a la nutrición. Estas crisis pueden estar provocadas por diferentes motivos, los más frecuentes, la salida de los dientes, al desarrollo de la personalidad o bien simplemente al desarrollo del bebé.
Gestionar estas crisis o bien cambios en el momento de comer, puede resultar irritante por el hecho de que siempre y en toda circunstancia existe el miedo de que el bebé no se nutra bien y padezca faltas que afecten a su desarrollo. No obstante, lo que afirma la estadística es que si tu bebé comía bien, esta crisis va a pasar de exactamente la misma forma que llegó, súbitamente. Esto es, generalmente el bebé vuelve a comer bien pasados unos días.
¿Por qué razón ahora mi bebé no desea comer?
Los cambios en la nutrición o bien en las ganas de comer del bebé no tienen por qué razón estar relacionadas con el género de comestible, en tanto que los bebés lactantes asimismo pasan por las mentadas crisis de desarrollo. No obstante, cuando se introduce la nutrición complementaria es más habitual que los bebés que ya antes comían bien, de repente no deseen comer.
Esto es algo absolutamente normal, en tanto que cada pequeño es diferente y lo que para unos es un placer, para otros significa un sufrimiento. El alimento, los comestibles con sus sabores y texturas, son bastante difíciles de digerir cuando hasta hace poco se nutrían de rica leche calentita. En un caso así, si tu bebé no desea comer debido a la introducción de los comestibles sólidos, debes proseguir ciertas pautas.
- Introduce los comestibles poquísimo a poco, intenta que esté lo menos manipulado posible a fin de que no pierda textura. A muchos bebés que no les llama la atención el triturado, les agrada degustar y jugar con el comestible en su forma natural. Deja que descubra el comestible y que se lo lleve a la boca mismo conforme le apetezca.
- No le fuerces, por el hecho de que obligar al bebé a comer no va a hacer más que llevarte al efecto opuesto. Prosigue con la lactancia y cerciórate de que está bien nutrido, ya va a ir comiendo mejor.
- No te obsesiones con las cantidades. En ocasiones nos obsesionamos con que los bebés y pequeños pequeños comen poco, y posiblemente hayan comido lo justo y preciso. Si bien solo pruebe una cucharadita de el alimento, va a ser un enorme paso para una nutrición completa.
Respeta sus gustos y no le fuerces a comer
Los bebés tienen preferencias, eso es algo esencial que en ocasiones se pierde de vista. Se considera que los bebés deben comer de todo desde pequeños, sin tomar en consideración que tal vez, el sabor o bien el comestible no le agrada. Y eso es algo absolutamente normal, como lo es que un adulto tenga preferencias con las comidas. Dale a probar los comestibles de uno en uno para descubrir poco a poco cuáles son los que el agradan y cuáles no.
Si un comestible no le agrada, muestra rechazo y no lo quiere ni probar, no lo destierres. Prueba con otros comestibles y ve descubriendo cuáles son las cosas que más le agradan. Pasadas unas semanas, vuelve a probar con el comestible en cuestión, prepáralo de otro modo, mézclalo con leche o bien con otros comestibles que sí le agraden. Y lo más esencial, jamás fuerces a comer a un bebé o bien a un pequeño.
Es fundamental respetar las necesidades del pequeño y comprender en qué momento está harto. Si bien puede parecer complicado, es tan fácil como dejar que sea el bebé quién regule su hambre. Si tiene apetito, se ocupará de hacértelo saber con una buena sesión de lloro. Controla su desarrollo pesándole regularmente, asiste a las revisiones pediátricas y si su desarrollo es el conveniente, no te estreses por si acaso come aproximadamente. Y, si pasa demasiado tiempo y la crisis de nutrición no remite, solicita consejo al pediatra.