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De qué forma reconocer la fimosis en pequeños y de qué forma tratarla

15 febrero, 2022

fimosis en niños

La fimosis en la mayor parte de los casos no se considera patológica, mas puede llegar a serlo si prosigue pasados los cinco años de edad. El día de hoy os explicamos qué es, de qué forma se manifiesta y de qué forma solventarlo.

Se llama fimosis y es un estrechamiento del prepucio, o bien el colgajo de piel que cubre la punta del pene. Fisiológicamente en los primeros años de vida, en el noventa% de los pequeños esta perturbación anatómica se ‘resuelve’ de manera espontánea.

 Sin embargo, puede acontecer que el inconveniente prosiga con los años o bien brote en la edad adulta, provocando ardor al mear, dolor a lo largo de las relaciones íntimas y un mayor peligro de desarrollar infecciones, con un efecto negativo en la calidad de vida.

Para eludir que esto ocurra, es esencial desde la primera molestia confiar en el especialista que, habiendo establecido la extensión del inconveniente, va a decidir la terapia más conveniente para solventarlo y va a decidir si se interviene quirúrgicamente.

Fimosis: ¿fisiológica o bien patológica?

También llamada ‘estrechamiento prepucial’, la llamada fimosis es una perturbación de la anatomía del prepucio, esto es, de la capa mucocutánea que rodea la punta del pene o bien bálano. Este estrechamiento impide el adecuado deslizamiento del prepucio sobre el glande.

En los primeros años de vida, esta condición es una particularidad de la morfología anatómica genital masculina y normalmente tiende a resolverse de manera espontánea tras los cinco años. Por esta razón, la fimosis no se considera una nosología en sí.

Sin embargo, si la condición persiste, brota en la edad adulta o bien no se trata apropiadamente, puede tener serias consecuencias y tener un impacto negativo en la calidad de vida de los hombres perjudicados.

Las categorías de la fimosis

La condición de estenosis (estrechamiento) del prepucio se puede clasificar conforme el origen del problema y conforme la entidad/gravedad del mismo. En el primer caso, podemos charlar de:

  • fimosis congénita: el estrechamiento está presente desde el nacimiento, mas normalmente se soluciona por sí mismo cerca de los cinco años. No obstante, si persiste, puede ocasionar molestias y dificultades.
  • Fimosis adquirida: la condición de estenosis se presenta en la edad adulta, como consecuencia de infecciones del glande que provocan cicatrices que se adhieren al prepucio. En estos casos, la micción, la erección y las relaciones sexuales son molestas o bien dolorosas. La fimosis adquirida asimismo puede depender de traumatismos debidos a la llamada gimnasia prepucial, o bien a las maniobras de deslizamiento de la piel del prepucio en ocasiones efectuadas de forma incorrecta.

Por otro lado, en dependencia de qué extensa sea la contracción, se distingue en:

  • fimosis parcial: el glande está parcialmente descubierto y acostumbra a acontecer durante la erección. Esta condición podría transformarse en parafimosis o bien «asfixia del glande»: el prepucio se retrae mas entonces continúa «pegado y enrollado» bajo el bálano.
  • Fimosis apretada: el estrechamiento del prepucio es total y es imposible descubrir el bálano. Aparte de ocasionar síntomas más intensos, esta condición asimismo produce mucha vergüenza y también incomodidad en los hombres, ya que no deja la erección del pene.

Síntomas

En los niños , la fimosis puede ocasionar algunas molestias al orinar. Generalmente, desde la adolescencia acostumbran a aparecer síntomas más intensos que, en las formas más graves, son:

  •  disuria (complejidad para mear);
  •  dolor a lo largo de las erecciones;
  • dificultades en las relaciones íntimas.

Otra complicación frecuente de la fimosis es la aparición de infecciones, facilitada por el estancamiento del esmegma (acumulación pastosa y blanquecina de las secreciones producidas por los genitales masculinos) y de la orina. Los más usuales son:

  •  balanopostitis;
  •  balanitis en forma aguta.

El prepucio asimismo aparece doloroso, en ocasiones con comezón y enrojecido. Por último, muy frecuentemente del meato uretral (agujero por donde sale la orina y los espermatozoides) sale una secreción amarillenta que produce irritación.

Diagnosis

Para confirmar que la fimosis es patológica hay que esperar a que el pequeño cumpla cinco años. Si el estrechamiento prepucial no se ha resuelto de forma espontánea, es indispensable pedir una consulta con el pediatra.

Para el diagnóstico no son precisas pruebas instrumentales, sino basta una exploración física por la parte del médico. En el caso de fimosis adquirida con ardor al mear, no obstante, el especialista puede pedir análisis de orina para identificar cualquier indicio de infección de uretra o bien vejiga.

El cuidado

Por recomendación del especialista, los casos leves pueden tratarse con terapias locales con ungüentos a base de cortisona (por poner un ejemplo betametasona), en especial útiles en pequeños, para acrecentar la elasticidad de la piel.

También se pueden efectuar ejercicios de gimnasia prepucial, con unos movimientos frágiles destinados a descubrir el bálano. No obstante, es esencial que estas maniobras se practiquen siguiendo las indicaciones del médico en tanto que, como hemos menciondo previamente, si no se hacen bien podrían aun agudizar la condición.

En el caso de una fimosis angosta o bien que implique una evidente perturbación de la micción, el especialista puede decidir intervenir quirúrgicamente con circuncisión.

Circuncisión

La técnica más usada para solucionar la fimosis severa es la circuncisión, operación consistente en la extirpación del prepucio.

Es un procedimiento normalmente efectuado bajo anestesia general en pequeños y de forma local en adultos y basado en el empleo de suturas en material reabsorbible, las que se disolverán de manera espontánea a los poquitos días.

La circuncisión resulta ser la intervención más eficaz porque:

  • permite una veloz recuperación de las funciones del sistema genital (micción regular justo después del procedimiento y reanudación de las relaciones íntimas tras ciertas semanas);
  • implica un menor peligro de infecciones en la zona genital.