
El calor ya está acá, y con él, las coloridas bodas de estos meses. A escasos días de entrar en el verano, recordamos la boda de Paula y Duarte. ¡No sabéis las ganas que tenía de compartir todos y cada uno de los detalles de su gran día con vosotros!

«En ningún instante sentí nervios, solo muchas ganas e ilusión. Sabía que iba a ser algo único, unir a nuestras familias y amigos de Portugal y España, y otros muchos que viven en otros países, así que me conmovía mucho imaginar a todo el mundo que más deseamos junta!». Y es que, esto solo se ocurre una vez en la vida, y hay que vivirlo y gozarlo al límite. Y así lo hicieron.


Duarte es de Lisboa y Paula, de Valencia. Se conocieron en el dos mil quince haciendo un Máster de la capital de España y fue en una celebración en la casa de una amiga en común cuando coincidieron por vez primera. «Recuerdo en el momento en que nos conocimos que vino a charlar conmigo y tan chulo me preguntó si tenía novio. Yo toda disgustada le respondí que no, mas que tampoco me interesaba nada…¡Y acá estamos siete años después!». Y esta es la prueba irrebatible de que no es de qué manera comienza si no de qué manera acaba.

«Cuando terminamos el master nos fuimos a vivir a Londres un par de años, mas cada uno de ellos con nuestro conjunto de amigos. Una noche en la ciudad de Londres, se arrodilló para solicitarme si deseaba irme con él a vivir juntos a Lisboa y no pude resistirme. En el dos mil diecisiete nos fuimos a Lisboa y hasta ahora». Y es que cuando hay amor, dar un giro de ciento ochenta grados a tu vida, resulta una apasionante aventura.

Y prontísimo, la familia medró. «Tuvimos a Carlos en el mes de noviembre del dos mil diecinueve, inmediatamente antes de la pandemia, y fue cuando llegamos a casa del centro de salud, en el momento en que me hallé el anillo al lado de nuestro hijo, y me solicitó matrimonio. 3 meses después, empezó la pandemia y terminamos por postergar dos años largos la boda hasta dos mil veintidos. Siempre tuvimos claro que deseábamos tener a nuestros hijos bastante seguidos, así que decidimos tener a Gonzalo la última vez que postergamos la boda, que nació en Julio del dos mil veintiuno. ¡Hoy en día somos una familia feliz de 4, mitad de España, mitad portuguesa, y que aguardamos exender en el futuro!». Pese a que comenzamos a recobrar la normalidad, estos testimonio prosiguen conmoviéndonos. Me chifla la actitud con la que Paula y Duarte han afrontado las contrariedades y por fin han tenido su recompensa.


«Desde que elegimos la primera data, que era en el año dos mil veinte, hemos debido postergar la boda hasta tres datas diferentes por el Covid. dos de abril de dos mil veintidos fue la última data que decidimos, y por último se hizo posible. ¡El día solo puedo describirlo como fantástico, incomparable, único y perfecto!». Y la espera, mereció la pena.

«Como venía bastante gente de fuera, decidimos hacer una preboda la tarde de ya antes, y así asimismo podían probar la paella, ¡qué estaban todos con muchas ganas! Fue un tardeo con picoteo superdivertido, y idóneo para entrar en calor para el día siguiente». Y es que las prebodas son ideales para calentar motores.
Y por fin, llegó el enorme día. «El sábado comenzó muy temprano. Primero me maquilló Raúl Castaño, que es un cielo y comprendió desde el primer instante el género de maquillaje que deseaba. Y María, de Leblonde10, se ocupó de hacerme el recogido. Deseaba un moño pulimentado y sencillísimo, con poca fijación para poder soltarlo cuando comenzase la fiesta». Sin duda, su peinado, resalta por la naturalidad y sencillez que le caracteriza y no puede agradarme más.


Paula apostó por un diseño fácil mas lleno de detalles, de Marcela Mansergas, y un par de zapatos de lo más elegantes de Jimmy Choo. En cuanto a los pendientes, optó por unos largos de Miguel Antón. La combinación perfecta, ¡estaba brillante!




«Mi madre, mis hermanas y mis hijos fueron en un vehículo, y mi padre y fuimos juntos en el suyo. La entrada a la iglesia fue increíble, mirase donde mirase era todo gente que deseaba y además de esto les veía tan emocionados…sobre todo ver a Duarte al final esperándome…». La llegada de la novia es de mis instantes preferidos. Las emociones están a flor de piel y se respira dicha en todos y cada rincón.














La celebración tuvo lugar en La Vallesa de Mandor. «El coctel fue al aire libre, en el jardín con vistas al val de naranjos. Pusimos un conjunto de música cubana en riguroso directo superanimado. Comimos poco pues no paramos, mas estaba todo increíble merced a Sibarita Catering».

«Decidimos hacer una mezcla de tradiciones portuguesas y españolas en la boda y para la entrada al banquete elegimos la portuguesa. Entramos bailando la canción de Barry White, My only you, con todos nuestros testigos hasta la mesa. ¡Fue brutal!». Me encanta esta forma tan original de asombrar a los convidados.

«El salón estaba hermoso, decorado por Las Bodas de Araventum y El Taller de Clo». Un estilo rústico mas con toque chic, indudablemente, un acierto.

Durante el banquete, vivieron instantes muy singulares. «Dimos un ramo a cada una de nuestras madres y mi ramo se lo di a mi abuela. Para mí es como mi madre, le adoro y tenía claro que deseaba que fuera para ella». La mejor resolución, las abuelas nos acompañan desde nuestros primeros pasos y que lo hagan asimismo en nuestra boda, es el mayor de los regalos.

«La comida fue muy amena pues nos sentamos en una mesa larga con nuestros testigos y al final Duarte dio un alegato, que es una cosa que acordamos que solo haría él mas en ningún instante estaba aguardando que fuera algo tan bonito. Primero charló en Portugués dirigiéndose a su familia e convidados portugueses y después, dedicó unas palabras en castellano a mi familia, a mí y a nuestros dos hijos. Intenté contener las lágrimas mas fue imposible, fueron las palabras más bonitas que he oído nunca».
Después comenzó la celebración y para esto contaron con el DJ João Ribeiro. «Decidimos abrir el baile subidos en la cabina con DJ, mas ya antes me puse mi segundo vestido de Loewe para ir completamente cómoda. Estuvimos todos muy, muy animados desde el comienzo, bailamos, bailamos y bailamos, y gozamos mucho con nuestra familia y amigos. La música increíble y por último, terminamos a las dos con una barbacoa con los habituales bocadillos que te hacen resucitar». ¡De qué manera gozaron!


Y hasta acá el artículo de hoy. Una boda que nos devuelve la ilusión y las ganas de festejar, tras los duros meses de pandemia. Un testimonio que nos recuerda que todo llega para quienes saben aguardar. Gracias Paula por compartir conmigo vuestro gran día. ¡Os deseo lo mejor de todo el mundo al lado de vuestros peques y mucha salud a fin de que esa familia tan bonita prosiga medrando!
Fotos: @derando_estudio_wedding