Saltar al contenido
Tienda de Unicornios Online

Por qué los niños de repente rechazan a los abuelos

26 julio, 2022

abuelos

Los vínculos afectivos siempre tienen sus vericuetos, no importa de qué relación estemos hablando. Durante la infancia y la adolescencia, la presencia de los abuelos es que cardinal importancia. Uno de los vínculos más importantes y determinantes en la vida de un pibe, luego de los padres. Los abuelos comparten parentesco y, en muchas ocasiones, son grandes aliados de los nietos. Pero, al igual que el resto de los vínculos, es una relación móvil que se modifica con el tiempo. ¿Por qué los niños de repente rechazan a los abuelos?

No sucede en todos los casos pero sí hay muchas historias de abuelos y nietos que se llevaban a las mil maravillas. Hasta que poco ocurre y el vínculo cambia. ¿Es poco malo? ¿Hay que preocuparse?

Niños y abuelos, una relación en el tiempo

Uno de los aspectos secreto al momento de comprender por qué los niños de repente rechazan a los abuelos se vincula con la momento. No es lo mismo un pibe en su primera infancia que uno de viejo momento. En el caso de los niños mayores, es muy probable que ya tengan un vínculo establecido de viejo o pequeño cercanía. Si de repente ese vínculo cambia quizás haya ocurrido poco en esa relación, poco particular.

abuelos

Puede ser un problema entre ambas partes como un desacuerdo o diferencia de opinión. Si hasta ese momento el vínculo era sólido, lo mejor que puede ocurrir sea que viejo/a y nieto/a puedan conversar acerca de las diferencias. Así podrán resolverlas y continuar el vínculo como hasta ese momento. En el caso de que las diferencias estén más relacionadas con el proceso de crecimiento del pibe, quizás se trate de pensar en reacomodar la relación.

Abuelos y adolescentes

¿Qué significa esto? Tal y como sucede en cualquier vínculo, a medida que los niños crecen, la relación con los abuelos muta. Si en los primeros primaveras los abuelos son grandes compañeros de esparcimiento, a partir de la preadolescencia la relación quizá se apoya cada vez más en la conversación y el intercambio de ideas. Aquí pueden ocurrir dos cosas: o que la relación se afiance o que, por el contrario, se acentúen las diferencias. Esto sucede cuando las visiones sobre el mundo y la vida son muy diferentes. La diferencia generacional puede sufrir a ver la vida desde diferentes prismas. Muchos adolescentes se sienten incomprendidos por sus abuelos al tiempo que hay abuelos que consideran que los jóvenes nietos son rebeldes y deben regalarles lecciones de vida.

Si los niños de repente rechazan a los abuelos, quizás hay que analizar que el problema no está en la diferencia a la hora de ver y comportarse la vida sino en la forma en la que se pueden compartir las ideas. Para sostener un sano vínculo entre abuelos y nietos es importante que ambas partes se sientan cómodos a la hora de contar sus opiniones, en el situación de una relación basada en la empatía y el cariño. Cuando un pibe se siente supremo tiende a establecer una distancia. Por eso es importante pensar en la forma de proponer las cosas.

Niños pequeños, abuelos presentes

En otros casos, las razones por las cuales los niños de repente rechazan a los abuelos tiene más que ver con aspectos vinculados al proceso madurativo de los peques durante sus primeros primaveras de vida. En el caso de abuelos que cuidan a los niños cuando sus padres están trabajando, los peques pueden comportarse su presencia como la confimación de la abandono de los padres. En el caso de niños hasta los dos primaveras de momento, la presencia de los abuelos puede devenir en ansiedad de separación. Esta ansiedad puede manifestarse de diversas maneras, como gritos, rechazo y lloriqueo.

A veces, el rechazo de los niños a los abuelos puede ser por cuestiones más superficiales vinculadas a la sensorialidad. El olor a tabaco, ciertos perfumes que usan los abuelos, tonos de voz válido, usar quevedos o el vello facial puede provocar rechazo en los bebés. En estos casos, se recomienda iniciar un acercamiento cachazudo y constante para que el pibe se sienta en confianza.