Las buenas habilidades sociales permiten que los niños disfruten de mejores relaciones con sus compañeros. Pero los beneficios van mucho más allá de la consentimiento social. Es probable que los niños con mejores habilidades sociales obtengan más beneficios a corto plazo. Por ejemplo, un estudio demostró que las buenas habilidades sociales pueden compendiar el estrés en los niños que están en la parvulario.
Las habilidades sociales necesitan un refinamiento continuo a medida que los niños van creciendo. No son poco que un párvulo tiene o no tiene. Estas habilidades se pueden educarse y acorazar con esfuerzo y ejercicio. Algunas habilidades sociales son asaz complicadas, como comprender que es importante ser asertivo en una situación complicada o permanecer en silencio cuando dialogar no mejorará las cosas.
Pocas cosas pueden ser más frustrantes que ver a tu hijo esforzarse para hacer amigos o verle tener dificultades para adaptarse a ciertos entornos sociales. Por eso, los padres deben dar ciertos pasos para permitir que sus hijos mejoren sus habilidades sociales. Veamos qué podemos hacer como padres.
Interésate por lo que le gusta
Disfrutar de los demás es más natural cuando el párvulo hace poco que le interesa. Por eso, anímales a desarrollar sus aficiones. Ya sea practicar su deporte protegido, tocar un utensilio de música o ser parte de un club que le guste, este es el primer paso para construir habilidades sociales. Estar rodeado de personas con intereses comunes será el primer paso para que comience a sentirse más cómodo en entornos sociales.
Sin admisiblemente es importante poder socializar con personas de intereses y gustos diferentes, comenzar con niños afines a ellos es una excelente guisa de desarrollar habilidades sociales más fácilmente. A medida que vayan socializando con niños parecidos, comenzarán a descubrir que además hay cosas que no tienen en global.
Pueden educarse a hacer preguntas
A veces, cuando los niños se ponen nerviosos pueden volverse más introvertidos, y en consecuencia, pueden tener dificultades en futuras situaciones sociales. Pero existen varias formas en que los niños pueden iniciar y apoyar conversaciones positivas con los demás. La forma más importante es hacer preguntas.
La mejor guisa de conocer a los demás y formar conexiones es hacer preguntas que se refieran específicamente a la persona con la que el párvulo está hablando. Así que anima a tus hijos a hacer preguntas complejas que no se respondan con un simple sí o no. De esta guisa, los otros niños verán que tus hijos se interesan por ellos, y comenzarán a formarse conocidos más sólidas.
Enseña empatía
Si los niños tienen una mejor comprensión de cómo se sienten los demás, es mucho más probable que se sientan conectados con otras personas y formen vínculos positivos. Los padres sacan el tema de la empatía al dialogar sobre diferentes situaciones y escenarios con sus hijos. Pregúntales a tus hijos cómo se sentirían otras personas en escenarios distintos.
Parte de enseñar empatía es ayudar a los niños a educarse cómo escuchar activamente a los demás. Esto implica centrarse en lo que dicen los demás y luego pensar en lo que han dicho una vez la conversación ha terminado.
Conoce los límites de tu hijo
Algunos niños son más sociables que otros, por lo que siquiera hay que forzarlos. No se debe esperar que un párvulo achicopalado e introvertido interactúe de la misma guisa que un párvulo extrovertido por naturaleza. Algunos niños se sienten cómodos en entornos grandes, mientras que a otros les resulta más liviana relacionarse con sus compañeros cuando están en grupos más pequeños. Igualmente es importante entender los límites de tiempo de un párvulo. Es posible que los niños más pequeños y aquellos con deyección especiales solo se sientan cómodos socializando durante una o dos horas.
Sé un buen maniquí a seguir
Es importante ser consciente de cómo interactúas con los demás cuando tus hijos están mirando. Haz preguntas y audición activamente además tú. Muestra empatía por tus amigos y familiares. No siempre es liviana ser un buen ejemplo para los hijos, requiere de un esfuerzo consciente y previsión. Pero no hay que olvidar que los niños están constantemente observando a los adultos que tienen cerca, e intentan parecerse a ellos.