Niños y redes sociales van de la mano en esta era tecnológica en la que nos ha tocado vivir. A lo largo de años, se nos ha vendido la idea de que nuestros hijos eran nativos digitales, que sabían manejarse bien en este planeta cibernético dominando mejor que sus progenitores los ordenadores, las tabletas y los móviles. Hoy, sabemos que todo esto no es en lo más mínimo cierto, que precisan más que , si cabe, aprender a utilizarlas de una forma responsable y saludable. Pues aunque la tecnología apropiadamente utilizada tiene enormes potencialidades para el aprendizaje no es menos cierto que un uso inapropiado puede ser el origen de muchos inconvenientes.
Cómo asistir a los pequeños a manejar las redes sociales
Sobre los peligros de las redes sociales se ha hablado y se habla por los codos, pues pequeños, pequeñas y adolescentes se ven expuestos a multitud de amenazas si navegan por ellas sin la protección y el acompañamiento conveniente.
Es obligación de los progenitores y educadores facilitar que puedan utilizarlas sin exponerse, sin exponerse y sin provocar tampoco daños a terceros, como es el caso del ciberbullying, o sea, la utilización de las redes para propagar cotilleos, hostigar o publicar imágenes ofensivas y humillantes, por poner ciertos ejemplos.
Desde hace cierto tiempo, los profesionales que trabajamos con la niñez y adolescencia venimos efectuando una serie de recomendaciones sobre un buen uso de las redes sociales.
En opinión de Valeria Perris, sicóloga clínica de Buencoco – plataforma de terapia sicológica online:
«Sobre si prohibir o no prohibir el uso de dispositivos e internet a los pequeños, lo esencial es sostener la congruencia entre lo que afirmamos y lo que verdaderamente hacemos. Si, por poner un ejemplo, les imponemos límites con el uso de las redes sociales, entonces no podemos emplearlas cuando deseemos sostenerlos distraídos, o estar mismos empleándolas de forma continuada. Somos los adultos quienes debemos darles ejemplos alternativos de de qué manera administrar su tiempo libre. Hay que instruirlos con el ejemplo, a cualquier edad».
«Es esencial crear con ellos un canal de comunicación, alén de imponer reglas. Con el diálogo comprenderemos qué les atrae, qué les agrada de esta realidad para identificar la mejor forma de resguardarlos y para ser un referente al que no tengan temor de contar nada».
Pautas a fin de que los pequeños hagan un uso conveniente y responsable de las redes sociales
Coincidiendo con la opinión de la especialista te ofrecemos ciertas pautas. Proseguirlas o tenerlas en consideración va asistir a que tus hijos e hijas hagan un uso más conveniente de las redes sociales en particular y de la tecnología generalmente.
- Educa desde el ejemplo. Evita pasar largas horas navegando por tus redes sociales cuando estés en familia. Trata de que el tiempo de las comidas y cenas sean horas libres de tecnología. En ciertos hogares los móviles y la TV continúan apagados promoviendo el contacto y la conexión familiar.
- Dialoga con tus hijos. Trata de saber qué opinan ellos sobre las redes sociales, aprovecha la ocasión para hablarles de de qué manera se deben comportar en ellas, qué pueden y qué no deben hacer. Arengar no es útil, nuestros hijos se desconectan de nuestro alegato y al final es energía mal invertida.
- Acompaña a tus hijos cuando naveguen en internet. Siéntate a su lado cuando utilicen las redes o trata de prestar atención a lo que hacen cuando se conecten.
- Crea un entorno de proximidad en casa, de forma que puedan explicarnos sin miedo o vergüenza lo que precisen y asistir sin inconveniente a nosotros cuando precisen ayuda.
- Instala filtros de contenido para limitar el acceso a cierto género de material en la red, si bien el mejor control parental al final somos los propios progenitores.
- Pacta un tiempo de uso, que no debería superar las dos horas cada día.
- No prohibas las pantallas, sustitúyelas por otro género de actividades, a ser posible al aire libre.
En resumen, trata de que tus hijos e hijas aprendan a navegar en internet seguramente, ofreciéndoles un caso de uso saludable, fomentando valores de tolerancia, respeto y cooperación como de autocuidado, o sea de que sepan qué información pueden dar o no y a quién se la ofrecen.