Cuando un hijo no quiere separarse de la matriz o del padre es seguramente porque siente una pequeña dependencia emocional, poco que no es en invariable pesimista cuando son pequeños. Por eso, cuando hay que dejar a los niños en la jardín de infantes por primera vez lo pasan tan mal tanto padres como hijos, porque el pequeño no quiere separarse de sus padres.
Si eres matriz lo sabrás, el vínculo amable que existe entre la mamá y el bebé es no sólo resistente sino casi indestructible. Si durante el primer año de vida has sido tú la encargada de cuidar a tu bebé durante todo el tiempo (conexo con tu pareja, por supuesto), entonces incluso sabrás que este vínculo se habrá fortalecido aún más. Pero cuando pasan los primeros meses de vida los niños pueden notar gran ansiedad al separarse de la matriz. Entonces, ¿qué hacer si mi hijo no quiere separarse de mí?
Tiempo de papás, todo el tiempo
Hay niños que pasan por esa período que toda matriz/padre conoce: la «período mamá» o «período papá». Podemos pensar que encerrarnos con el chiquillo las 24 horas puede satisfacer ese deseo de él, pero no, no hay que caer en la tentación. De hecho, hay que averiguar hacer lo contrario.
Muchos padres han experimentado estas fases durante los últimos dos abriles, cuando la crisis del Covid 19 nos obligó a permanecer adentro mucho tiempo. La pandemia y su chiquero los volvió a muchos más dependientes, a querer a mamá o a papá para todo: las actividades escolares, los juegos, todo; y al revés, a participar incluso de las actividades de los padres, el trabajo por Teleobjetivo, las clases de yoga, las compras online, absolutamente todo.
Puede resultarnos encantador que quieran estar con nosotros, pero no es saludable a desprendido plazo. Los expertos en psicología pueril dicen que es habitual que en momentos de crisis o ansiedad el chiquillo desarrolle una preferencia por uno de los padres, que re arme su zona de confort, por decirlo de alguna guisa. Si ayer tu chiquillo era el»bebé de mamá» la pandemia recrudeció esta situación y hoy todavía nos cuenta salir de ella.
Y hay que enterarse que si el chiquillo no quiere separarse de nosotros detrás de eso se esconde cierto escalón de poder y control. Si no cambiamos la situación solo emponderamos a nuestro hijo y le reafirmamos eso de que «es lo que él quiere, a quien quiere y cuando lo quiere».
Hay niños a los que esto les ocurre temprano, como por ejemplo posteriormente de los nueve meses, y otros (como el caso de mi hijo), que es a partir del año y medio e incluso un poco más, cuando pueden notar esta gran ansiedad de separación, poco que les hace notar mal a ellos y a los padres y madres incluso. La «crisis por separación» es una parte global en el progreso de los niños, Puede comenzar cerca de de los ocho meses y alcanzar su pico entre los 14 o 18 meses, pero usualmente se va gradualmente en la primera infancia.
Si tu hijo siente ansiedad por separación es probable que llore siempre que alguno que no conoce quiera cogerle en brazos, y si lo consigue hacer sólo te buscará y te llamará para retornar a tus brazos. Si esto lo ocurre a tu hijo/a pequeño no debes angustiarte porque es poco que, como dijimos, desaparecerá casi por arte de nigromancia cuando el chiquillo sobrepase la barrera de los tres abriles.
Pero si te sientes mal y tu hijo se pone muy irritable, puedes seguir estos consejos sobre qué hacer si tu hijo no quiere separarse de ti::
- Transmite calma a tu hijo/a y no te angusties, recuerda que esto es poco habitual.
- Tu hijo no entiende de noticia del tiempo por lo que piensa que si te vas ya no volverás, por eso se angustia.
- Una idea es acostumbrar a tu hijo a que pase tiempo con otras personas encima de contigo como familiares y amigos.
- Si te vas a algún sitio (aunque sólo sea un momento) avísale siempre aunque creas que no te está prestando atención o que no te entiende.
- Si tienes que despedirte para irte a trabajar o para dejarle en la escuela no alargues el momento y cuando le vuelvas a ver muéstrale tu gran alegría y si puedes, quédate un rato con él en ese nuevo zona ayer de separarte. Eso le bajará el estrés.
- Puedes dejarle poco que quiera, un utensilio, un muñeco, una almohada o una frazada. Estos objetos le van a ayudar a sentirse más seguro. Gradualmente, posteriormente se los puedes quitar.
- Avisa a quien le dejes a tu hijo (deudo, amigo o institución), que el chiquillo tiene ansiedad al separarse de ti y muestra lo que estás haciendo para resolverlo.
- Nunca te muestres angustiada por tener que dejarlo.
- . No te enojes porque él o ella tienen crisis de ansiedad al separarse. No es su yerro.
- Puedes leerle algún exposición inventado en el que el protagonista sienta lo mismo que él, para que se identifique. Eso lo va a ayudar, pero incluso a ti, así descubres que siente tu hijo.
Luego, en la medida en que el chiquillo esté en permanencia preescolar y escolar esa ansiedad la van a dejar detrás. Por supuesto, siempre habrá momentos en los que quiera estar solo contigo: si esta enfermo, si se siente mal… ¿Debes preocuparte en algún momento a pesar de que decimos que esta situación es habitual?
Solo debes tomar cartas en el asunto si piensas que tu hijo ha desarrollado un desorden de ansiedad por separación. Solo el 4% de los niños en permanencia pre escolar y escolar lo desarrollan, y una guisa de darse cuenta es cuando:
- la ansiedad del chiquillo interfiere en su vida y la de tu clan
- es más severa que la de los niños de su permanencia
- no se ha ido en al menos cuatro meses.
Si comparamos un chiquillo con desorden de ansiedad por separación con otros de su misma permanencia, estos podrían usualmente preocuparse por si se lastiman o tiene un choque si no están contigo, no quieren quedarse en la escuela, no quieren tenderse en otros lugares o sin ti, se quejan de sentirse enfermos cuando están allá. Solo entonces pueden pensar en la ayuda de un profesional que puede ser el preceptor o maestra, un mentor escolar, el pediatra.