
El final del verano siempre va acompañado de fiesta. Hace unas semanas tuvimos una celebración importante en casa, nuestra pequeña cumplía 4 primaveras. En el primer cumpleaños las abejas y la miel fueron protagonistas para esta chica tan dulce, para el segundo montamos una fiesta de helados, en el tercero la ballenita fue la protagonista y en esta ocasión pidió un cumpleaños ambientado en el bosque mágico de las hadas, y nos pusimos manos a la obra. El rosa y el violáceo, sus colores favoritos, fueron las tonalidades que predominaron en la tramoya de la mesa, en la que no faltaron flores, troncos, casitas de pájaros ni siquiera setas ni hadas como toppers para la merienda que preparamos.
El pastel tenía un degradado en la misma tonalidad y le pusimos mariposas y flores comestibles para hacerlo aún más particular. Gracia disfrutó muchísimos con sus alas y su vestido de tul como una auténtica espíritu, y para sus amigas preparamos el kit de bienvenida consumado: una falda, unas alas, una varita mágica y unos botecitos de vidrio con una espíritu internamente.
Sin duda, un cumpleaños casero donde volaron y disfrutaron a partes iguales. Y eso es lo que nos importa.