Sobre lozanía mental se está hablando, a Dios gracias, hoy más que nunca. Y digo a Dios gracias porque es preciso que le demos la importancia que tiene para comportarse plenamente. Porque, como proporcionadamente sabes, no solo debemos personarse al médico cuando nos duele la persona, el estómago o la estrechamiento. Es necesario incluso formarse a detectar los primeros signos de alerta en presencia de cualquier posible trastorno psicológico en cualquier etapa de la vida. De ahí que desde Mamá Psicóloga pueril insista tanto en la importancia de estar muy atentos al mejora y comportamiento de nuestros hijos e hijas para detectar cualquier posible representación y interpretar lo ayer posible.
(c) Can Stock Photo / Zinkevych
La pandemia por COVID-19 dejó al descubierto lo importante que es nuestra lozanía mental tengamos la años que tengamos, pero pero sobre todo nos ha alertado de la escazes de cuidarla en la infancia y la adolescencia, dos etapas vitales de exclusivo vulnerabilidad, en las que se asientan las bases de la futura personalidad de esos adultos que en un futuro gobernarán el mundo.
La prevención en lozanía mental como inversión de futuro
La lozanía mental de nuestros hijos e hijas no tiene precio, lo sabemos proporcionadamente, pero no siempre sabemos darnos cuenta a tiempo de que poco está ocurriendo. Con la mejor de las intenciones muchos de nosotros pensamos que lo que les ocurre es poco que acabará por remitir con el tiempo o que no hay para tanto.
Sin confiscación, hay muchas señales que deberíamos tener en cuenta y solicitar opinión profesional en caso de que se presenten. A continuación te ofrezco algunas de ellas.
Señales de alerta
Existen diferentes y muy variadas señales que deberían ponernos sobre aviso. Comparto algunas de las más llamativas como pueden ser:
- Retrasos en el mejora del palabra, del jerigonza o en el control de los esfínteres.
- Problemas de conducta (ira excesiva, rabietas intensas o frecuentes, desobediencia sistemática, belicosidad acompañada de mordiscos, patadas, …)
- Timidez, retraimiento.
- Desinterés por las actividades con las que ayer se lo solía acaecer proporcionadamente.
- Episodios de tristeza, lloro, depresión.
- Miedos diversos e intensos.
- Dificultad en las relaciones sociales.
- Cambios en el apetito y en el estado de talante.
- Insomnio, pesadillas reiteradas, somnolencia excesiva.
- Bajo rendimiento escolar.
- Inatención, hiperactividad, impulsividad.
¿Cuándo personarse al psicólogo pueril?
Si has observado alguna de estas señales o sientes cualquier preocupación en presencia de el mejora, comportamiento o dirección emocional de tu hijo o hija, te animo a consultarlo con un profesional de la psicología infantojuvenil.
Puedes encontrar excelentes psicólogos en Bilbao, Barcelona, Madrid, o en cualquier punto donde residas, y ahora con las nuevas tecnologías puedes incluso acogerte a su servicio de terapia online, con los mismos resultados que la presencial en la gran mayoría de casos.
Otras situaciones en las que es frecuente pedir ayuda profesional son en aquellos momentos vitales en los que se requiere un acondicionamiento a una nueva situación. Por ejemplo, un cambio de escuela, de domicilio o correcto a crisis familiares como pueden ser la separación de los padres, divorcio, enfermedad o crimen de un ser querido.
El psicólogo infantojuvenil es el experto al que personarse para detectar, analizar, evaluar y tratar cualquier situación en la que se esté viviendo un funcionamiento cognitivo, emocional, social, habitual, culto que genera malestar.
En conclusión
Cuanto ayer se detecten los primeros signos de alerta ayer podremos asomar a determinar sus causas y valorar cuál es el método de tratamiento más adecuado en cada caso.
Encima no olvides la importancia que tiene en la lozanía mental la apadrinamiento de unos buenos hábitos, tanto en lo que se refiera a la comestibles e hidratación, como a la realización de actividades físicas como permanecer unas adecuadas horas de refrigerio y sueño.
Por zaguero, pero no por ello lo menos importante, las pautas de crianza basadas en la sobreprotección o en el autoritarismo son incluso fuente de desequilibrio emocional y problemas de lozanía mental, tal y como hemos explicado en diferentes ocasiones en Mamá Psicóloga De niño.