
Conseguir que nuestros hijos pequeños nos escuchen y obedezcan en determinados momentos es todo un duelo. Y recozámoslo, especialmente cuando estamos cansados, ayudar la calma nos resulta tal esfuerzo que acabamos gritando. ¿Quieres dejar de abuchear y que te hagan caso? Compartimos hoy contigo algunas estrategias para no abuchear a los niños y educar en positivo que posiblemente te ayuden.
¿Te funcionan los gritos? Con el tiempo he llegado a la conclusión de que abuchear dice mas de nosotras que de ellos. Gritamos porque estamos cansadas y desbordadas. Pero en mi experiencia los gritos sirven de poco y no son buenos aliados de cara al futuro. Crear rutinas, memorizar poner límites, memorizar felicitar y corregir es una mejor táctica. Pero, ¿cómo hacerlo?
Para dejar de abuchear hay que estar convencido de que ese no es el camino. Al abuchear con ira inculcamos a nuestros hijos un maniquí infundado para dirigir sus emociones y elevamos su nivel de estrés. La pregunta es, ¿sirve de poco?
- Gritando estás enseñando a tus hijos que la única forma de dirigir un conflicto es el quejido.
- Los gritos no construyen disciplina ni respeto. Pierden validez cuando se usan de forma repetitiva.
- Los gritos generan estrés y miedo.
¿Estás convencida de cambiar la táctica? Entonces estas estrategias para no abuchear a los niños son una buna alternativa para trabajar el cambio.
Reconoce tus errores
Un día cualquier llegarás a casa tras una frustrante etapa de trabajo y estallarás como una olla a presión cuando tu hijo no te haga caso o te conteste. A todas nos pasa y no es carencia de lo que debamos preocuparnos si sabemos hacer poco con ello. ¿Cómo que?
Aprovéchalo para enseñar a tus hijos a pedir perdón. Explícales que ya venías enfadada, que no has sabido controlar tu enfado y que por ello les pides perdón. Y adopta nuevos hábitos para que no vuelva a suceder. Acuérdate de respirar profundamente o toma como costumbre dar una reverso a la manzana si es necesario para deshacerte del enfado antiguamente de entrar en casa.
Tómate unos minutos
¿Sabes aceptar el momento en el que estas a punto de abuchear poco a tu hijo? Probablemente te parezca muy urgente señalar cualquiera que haya sido su mal comportamiento o actividad, pero, ¿es así en verdad? Si lo es respira dos minutos y posteriormente acércate a tu hijo y dirígete a el poniendo en destreza las estrategias que te explicamos a continuación. Si sientes que no es tan urgente y el crío esta tan absorto que no conseguirás una respuesta positiva por su parte, prórroga a salir a casa y a que esté mas tranquilo para explicárselo.
Sácale de aquello que lo distrae
Cuando el crío está absorto en un serie o viendo la televisión es difícil que nos preste atención por mucho que gritemos. En estos casos la mejor táctica es sacarle de ese estado antiguamente de decirle carencia. ¿Cómo? Si está viendo la televisión podemos descabalgar el tamaño del televisor para que carencia le impida hacernos caso. Si esta jugando a la consola podemos podemos sentarnos adjunto a el y retirarle suavemente el mando y si está con otros niños tocarle el hombro y cuando nos mire invitarle a retirarse a otro punto.
El contacto físico provoca sorpresa y aumenta la probabilidad de que nos preste atención, al igual que lo hace el contacto visual. Si nos colocamos delante del crío sin afirmar carencia, no tardará mucho en mirarnos y preguntarnos que ocurre. Y es ahí cuando tendremos muchas mas posibilidades de que nos escuche.
Ponte a su mérito y susurra
El contacto visual es importante como os hemos precoz en el punto antecedente y debemos propiciarlo. Si están sentados y te colocas delante de pie la probabilidad de que te hagan caso es muy pequeña. Ya ni hablamos de que ocurre si estás totalmente fuera de su campo visual.
Siempre que quieras afirmar poco importante a tus hijos, por consiguiente, agáchate y ponte al nivel de sus luceros. Si hay contacto visual es mas probable que escuche tus palabras. Y ahora que estáis tan cerca, ¿por que abuchear? Platicar bajito hará que se relaje y ponga mas atención en el mensaje que le queremos transmitir.
En cuanto a esa palabra mágica que no nos cansamos de pedirles que digan; por privanza, siquiera está de mas que cuando nuestra petición es importante seamos nosotros los que la digamos. A los mas pequeños, especialmente, les gusta comprobar que ayudan.
Felicita y corrige
Solamente advertir lo que nuestros hijos hacen mal es un error. Educar constructivamente es memorizar aceptar aquello que hacen acertadamente y felicitarles por ello, incluso cuando se da pocas veces. El refuerzo positivo restablecimiento la autoestima de los niños y deja menos espacio para que los niños busquen nuestra atención de forma negativa.
Igualmente es necesario corregir y alentar con diálogo aquello que sea necesario utilizando las estrategias para no abuchear ya comentadas. Y de la misma forma cuando se enfadan, se frustran o sienten furia, memorizar canalizar esos sentimientos cerca de otros positivos.
¿Te han sido avíos estas estrategias para no abuchear y educar en positivo?