Saltar al contenido
Tienda de Unicornios Online

una molestia en el parto de la que nadie te avisa

21 junio, 2023

El puerperio o postparto es una etapa especialmente sensible para la superiora flamante, en la que experimenta numerosos cambios físicos y emocionales. Hay algunas verdades incómodas en este periodo, pero hay una que sucede inmediatamente tras dar a luz de la que nadie te avisa, o al menos a mí nadie me avisó y lo pasé positivamente mal.

La agitación, los escalofríos, chasquear los dientes y los temblores incontrolables son congruo frecuentes posteriormente del parto, y pueden ocurrir ya sea tras una cesárea o un parto vaginal, y aunque es pesado, no supone ningún peligro para la superiora y se pasan solos a las pocas horas.


Nueve cosas que una mamá desea en el postparto

¿A qué se deben los temblores en el parto?

No se debe a una causa, sino a una conjunción de factores que se dan al momento de dar a luz:

  • Disminución del flujo sangriento a nivel periférico producida durante el parto, que provoca palidez y frío y que manejo de compensarse con temblor.

  • Cambios hormonales: la mujer experimenta una revolución hormonal en el parto, incluyendo las hormonas suprarrenales, que pueden ser las responsables de los temblores posteriormente del parto.

  • Narcótico epidural: la inconsciencia produce una declinación de tensión arterial o hipotensión, que además se compensa con temblores. En mi caso, estoy segura que esta ha sido la causa de que temblara como una hoja tras mi segundo parto, ya que en el tercero pedí que la dosis de inconsciencia fuese más leve y no sentí temblores.

  • Líquidos intravenosos: los líquidos que se administran por vía intravenosa están más fríos que la temperatura corporal, por lo que puede hacer reparar frío y temblores.

  • Microembolismos de claro amniótico: pequeñas cantidades de claro amniótico pueden filtrarse en el torrente sangriento durante la cirugía y causar escalofríos o temblores.

Los temblores pueden ir acompañados de ardor, calambres, dolor y palidez cutánea, pero son fenómenos variables de una mujer a otra y que pueden durar minutos o hasta un par de horas posteriormente del parto.

Es un signo perfectamente esperable, pero del que probablemente nadie te avise. Si te sucede, es bueno asimilar de antemano que es poco común, así que intenta relajarte, respirar y que esta molestia pasajera no te impida disfrutar de tu bebé durante su primera hora de vida.