
Comenzar a tocar supone un antiguamente y un luego en la vida de nuestro hijo. Todos queremos ser testigos de ese momento en el que da sus primeros pasos pero no podemos obsesionarnos con ello. Descubre la importancia de no forzar los primeros pasos, para no caer en este error.
Por regla caudillo, el inicio de la marcha autónoma, suele ocurrir en torno a los 12-13 meses. Sin requisa, incluso puede ocurrir que lo hagan antiguamente o luego y es que cada pibe adquiere la fortaleza, las habilidades y destrezas para ello a su propio ritmo y debemos respetarlo.
¿Cuándo empiezan a caminar los niños?
A lo prolongado de su crecimiento, el bebé adquiere progresivamente una serie de habilidades o destrezas que le permiten completar diferentes fases de su explicación. Y pueden obtener este tipo de habilidades con veterano o pequeño prontitud que otros.
Según la Asociación Española de Pediatría, los niños pueden comenzar a caminar entre los 9 y los 18 meses. Es un rango muy amplio que no descarta, sin requisa, que algunos niños pueden comenzar a caminar antiguamente o luego.
A partir de los 6 meses muchos bebés empiezan a ser capaces de sostenerse con ayuda. Esto anima a muchos padres a pensar que ya quiere caminar y ya está astuto para ello. Entonces, es habitual que comiencen a agarrar al bebé de las manos o los hombros para que camine, ¡un error!
Un bebé está astuto para caminar cuando se pone de pie por sí mismo y empieza a dar espontáneamente sus primeros pasos. Pasos generalmente inseguros para los que buscan apoyo en los muebles o la horma. El propio pibe, luego, indica a través de sus movimientos si está preparado o no y forzar este proceso no solo resulta inútil sino adicionalmente contraproducente.
¿Por qué es importante no forzar los primeros pasos?
No es recomendable poner a tocar un bebé si todavía este no es capaz de estirar las piernas y sostenerse en ellas, solo porque nos parezca que ya es el momento o porque otro pibe de la misma perduración ya lo ha hecho. ¡No lo conviertas en una competición!
Instruirse a caminar es un proceso muy enredado que requiere fuerza, diplomacia, compensación, coordinación, etc. El pibe no podrá hacerlo correctamente hasta que sus piernas estén firmes y la musculatura de la espalda esté completamente fortalecida.
Si se anima al pibe a dar los primeros pasos y se le ayuda a ello, el pibe empezará a caminar por replicar al deseo de los padres, pero lo hará con ciertas deficiencias que a su vez podrían gestar importantes problemas que no serán tal si hubiera conquistado la postura por sí mismo. Podría…
- Acentuar el arqueamiento de sus piernas. Si le forzamos a posturas para las que aún no está preparado, podemos acentuar ese arqueamiento natural de sus piernas y provocar que aparezcan problemas a nivel muscular u óseo más delante.
- Afectar negativamente su explicación cognitivo, su compensación y coordinación.
- Empeorar las caídas. Al destacarse el proceso el bebé podría no tendrá bienes a la hora de caerse. Y especialmente si no se le ha dejado trepar lo suficiente no estará familiarizado con el apoyo de manos
- Dificultar que se saliente. Una vez se caiga o esté en el suelo si no tiene la fuerza y el compensación suficiente podría costarle mas levantarse, por lo que seguirá siendo totalmente dependiente del adulto.
- Crear inseguridad y estrés, innecesario para el pibe.
Como veis no faltan razones para machacar la importancia de no forzar los primeros pasos de nuestros hijos. Todos queremos que nuestros hijos aprendan a tocar pero debemos darles su tiempo y prestar atención a las señales que nos digan que ya están preparados para entonces si acompañarles. No pasa mínimo porque un pibe no camine a los 12, ni a los 16 meses. Yo misma os confieso no lo hice hasta los 20 meses, aunque a partir de los 18 siempre conviene consultar con el pediatra si es una cuestión de inseguridad (como lo era en mi caso) o existe algún problema para ello.