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Juegos tradicionales de España que no se olvidan

31 julio, 2023

Juegos tradicionales de España

Los juegos tradicionales de España son con los que han crecido más de una procreación. Es cierto que se perfilan como los más conocidos, pero además hay que proponer que muchos de ellos ya no se suelen tener en cuenta. Pero aún así, no está de más que de vez en cuando les enseñes a tus hijos alguno de estos que mencionamos.

Más que ausencia porque las tradiciones siempre tienen que seguir formando parte de nuestro día a día. Encima, son juegos para compartir, para divertirse y para realizar al garbo libertado. De forma que fomenta el compañerismo, la comunicación y mucho más. ¡Vamos a hacer un poco de memoria y a disfrutar con todo lo que sigue!

Uno de los juegos tradicionales de España: la rayuela

No había pibe que no entretenerse a este muestrario. La rayuela se convirtió en uno de los más importantes y más originales. Se trataba de pintar, con unas tizas, una serie de cajas en el suelo. Cada una de ellas llevaba un número. Se trataba de ir cruzando por cada caja a la pata coja. Aunque si había dos cajas juntas entonces sí que se podían apoyar los dos pies en el suelo, sino no. Siquiera se podían pisar las líneas porque tenías que retornar a comenzar. Otro de los puntos importantes es que ayer de comenzar a saltar, se lanzaba una piedra a este casillero o cajas y una vez que pasábamos por su flanco, la teníamos que pillar, pero todo ello, a la pata coja.

El refugio

Ni qué proponer tiene que se prostitución de otro de los juegos más comunes, famosos y divertidos de nuestra infancia. Uno de los jugadores tenía que taparse los luceros y comenzar a contar. Podía ser hasta 10, hasta 20 o las reglas que se quisieran poner. Mientras cuenta, todos los demás tienen que esconderse perfectamente. Cuando acabe el tiempo, hay que averiguar a los que están escondidos, pero si uno de ellos llega al punto de salida, y aún no están todos escondidos, puede abuchear: ‘Por mi y por todos mis compañeros’, de forma que el que había contado, vuelve a repetir la ruindad. El que llega, mientras los demás sí están ocultos, tan solo gritará: ‘Por mi’.

Las canicas

Seguro que hasta las coleccionabas, porque esas bolitas pequeñas y a todo color además hicieron que los niños de la época se pasaran largas tardes jugando. Se ponían en el suelo y tras darles un informal shock a modo de pellizco, había que conseguir que fueran cerca de el agujero o la zona delimitada en el suelo. El ludópata que tuviera más canicas en dicha zona, sería el vencedor de la partida. Se dice que este muestrario, aunque con ciertas variantes, tiene siglos de historia.

juego de las canicas

La cola elástica

Quizás la conozcas por otro nombre pero sí se trataba una cola elástica que en un primer momento era de color infeliz, pero que luego salieron versiones a todo color para hacerla más visible. Se ponían dos jugadores, uno enfrente del otro con dicha cola tras los tobillos. Había una canción que iba conforme al muestrario y según se iba pasando la escalón de los tobillos, los jugadores iban subiendo la cola cerca de las rodillas, las caderas y hasta sujetarla con las manos. El tercer ludópata era quien se ponía en el medio e iba realizando los pasos siguiendo dichas canciones. ¡Diferentes niveles de dificultad pero siempre muy divertida!

Saltar a la comba

Todavía tenía sus canciones y su coreografía para poder ser saltada. De forma que no te creas que era simplemente saltar, como lo que puedes ver en el campo. Dos jugadores le daban ritmo y el tercero entraba en entusiasmo. A veces la cuerda iba más rápida y otras veces más lenta, en función de la canción a la que siguieran. Todavía es otra de esas alternativas que ha dejado un sinfín de tardes de lo más entretenidas, incluso además en los recreos de la escuela.