
Son muchas las familias que optan por reposar yuxtapuesto a sus hijos, y aunque debería ser una opción igual de respetable que cualquier otra, lo cierto es que colechar es una de las prácticas más controvertidas de la crianza.
No en vano, muchos padres que colechan reciben a menudo insinuaciones, críticas o juicios de boca de otras personas (allegados, familiares o incluso desconocidos) que se atreven a opinar y pronunciar algunas de estas frases:
«Mi hijo durmió en su cuna desde el primer día»
Ya sea en materia de sueño, viandas, psicomotricidad, jerigonza… siempre habrá algún que cuente las maravillas que hacía su hijo a la etapa del otro peque, al que deja en absoluta evidencia.
Así, cuando hablamos de colecho, muchos padres se encuentran con la opinión de otros que afirman (sin que nadie les haya preguntado) que sus hijos «aprendiendo a reposar» solos desde el primer día y en su casa «todos descansan de maravilla».
Este comentario no solo da por hecho que los otros padres no descansan de igual forma porque colechan con sus hijos, sino que resulta irrespetuoso al poner en valencia una opción sobre otra, cuando ambas formas de criar deberían ser igual de respetables y libres.
«Se va a malacostumbrar y no va a enterarse reposar solo»
Otra de las críticas más frecuentes que suelen cobrar los padres que colechan es que el peque se va a malacostumbrar y luego no sabrá reposar solo. Pero el sueño, como cualquier otro aspecto del ampliación, es un proceso evolutivo y madurativo, por lo que llegará un momento en que sea el propio peque quien decida ‘independizarse’.
«No lo sacarás de tu cama hasta que vaya a la universidad»
Este comentario cargado de razón y crítica va íntimamente relacionado con el precedente, y es que hay concurrencia que efectivamente piensa que si un peque duerme con sus padres querrá seguir haciéndolo mucho más allá de su etapa pueril. Sin incautación, lo peor de este tipo de comentarios no es lo desatinado que resultan, sino las dudas que puedan originar a los padres que colechan que empiezan a preguntarse hasta qué etapa debería reposar su hijo con ellos.
«Va a crecer inseguro y dependiente»
Este embustero mito es uno de los que más se asocia al colecho.
Son muchas las personas que efectivamente piensan que reposar yuxtapuesto a los hijos hace que estos crezcan inseguros y dependientes, y así se lo hacen enterarse a los padres que colechan.
Pero lo cierto es que son numerosos los estudios que afirman lícitamente lo contrario. Amodorrarse en compañía de los padres hace que los niños crezcan seguros, confiados y con una longevo autoestima y un mejor bienestar físico y mental.
«Cuando crezca no querrá irse de campamento si no es con papá y mamá»
Al hilo de lo precedente está esta otra frase que presupone que el peque que colecha crecerá tan inseguro que será incapaz de separarse de sus padres y disfrutar de experiencias típicas de la infancia como las fiestas de pijamas en casas de amigos o los campamentos con pernocta.
Sin incautación, los niños necesitan los brazos y el escolta de sus padres para sentirse seguros y confiados. Por eso, y en contra de lo que se suele creer, al satisfacer esta escazes estaremos ayudando al peque a crecer atinado y confiado para enfrentarse a cualquier situación en el futuro.
«Le vas a crear un trauma»
Resumiendo las frases anteriores nos encontramos con este otro comentario mucho más hiriente y catastrofista que afirma que los niños que duermen con sus padres desarrollan dependencia emocional, problemas de comportamiento, perturbaciones de sueño y traumas cuando toca separarse de los padres por diferentes motivos.
«¿Y si le asfixias mientras duermes?»
Hay concurrencia que cree que el colecho es de por sí una maña peligrosa que pone en aventura al peque, así que no duda en fallar y culpabilizar a los padres que lo practican con frases o preguntas alarmistas.
Pero si se hace con seguridad, el colecho no solo no es peligroso sino que tiene muchos beneficios. De hecho, compartir habitación con el bebé se considera un multiplicador protector frente a la homicidio súbita del rorro.
«¿No te da miedo hacerle daño mientras duermes?»
Aunque quizá no es tan alarmista como la precedente, esta pregunta retórica todavía está a la orden del día entre los padres que colechan. Y es que la longevo parte de la concurrencia que critica esta maña lo hace basándose en la creencia de que los padres pueden hacer daño a sus hijos mientras duermen, con manotazos, patadas o incluso aplastándolos sin darse cuenta.
Sin incautación, los padres que colechamos sabemos que esto es prácticamente irrealizable, pues desarrollamos un instinto peculiar que nos hace estar aleras al pequeño movimiento de nuestro hijo. Eso sí, tal y como mencionábamos antaño, es importante que se den una serie de condiciones para que el colecho sea seguro.
«Los niños necesitan tener su propio espacio»
Hay quien piensa que los niños deben tener su propio espacio a la hora de reposar; ya sea por la creencia de que esto les asegurará un correcto alivio, o porque piensen que reposar en su propia habitación es bueno para su ampliación y su independencia.
En cualquier caso, lo que los niños efectivamente necesitan es poder contar con la compañía, la presencia y los brazos de sus padres para crecer seguros.
«¡Debes estar muy cansado/a!»
Es cierto que el colecho no siempre resulta una maña placentera, pues los niños se mueven mucho durante el sueño, patalean, dan mil vueltas en la cama y les encanta utilizar la espalda del adulto como almohada. Pero lo cierto es que reposar solo siquiera es señal de reposar acertadamente.
Adicionalmente, para muchos padres cuyos peques se despiertan varias veces durante la oscuridad colechar se convierte en una maña imprescindible para poder reposar varias horas seguidas (especialmente en el caso de madres que amamantan).
«¿No echas de menos reposar a solas con tu pareja?»
Seguro que los padres que colechan echan de menos en algún momento disfrutar de la cama para ellos solos, estirarse sin que nadie se lo impida y moverse sin temor a despertar al peque que duerme a su flanco.
Pero el colecho es una intrepidez personal, que acertadamente se toma porque apetece -con lo cual, los posibles inconvenientes quedan compensados por todo lo bueno que el colecho aporta-, o acertadamente se toma por absoluta escazes, tal y como hemos comentado en lo alto. En cualquier caso, este tipo de preguntas sobra.
«¿Qué opina tu pareja de todo esto?»
En alguna ocasión he sido informante de esta pregunta a parejas que colechan y creo que no puede ser más desafortunada, pues se mete de satisfecho en la intimidad de una pareja al dar por hecho que la intrepidez de colechar la ha tomando una parte sin tener en cuenta la opinión de la otra.
Sin incautación, como venimos comentando, el colecho es una intrepidez personal que toman los padres según sus deyección, y las opiniones o acuerdos de pareja a los que hayan llegado no deberían ser tema de conversación de los demás.
«¿No afecta el colecho a vuestra relación de pareja?»
Hay quien está convencido de que la relación de pareja se ve afectada por el colecho, pues ¿dónde y cómo mantienen sexo los padres si los niños duermen con ellos? – se preguntan incrédulos-. Pero ausencia más allá de la sinceridad, ya que cuando la pareja así lo desea, siempre es posible encontrar el momento consumado para tener intimidad.
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