Es sorprendente como María Montessori nos ha dejado una hoja de ruta que sigue actual para solucionar prácticamente cualquier situación que debamos afrontar en la crianza de los niños. A partir de uno de los principios básicos de esta filosofía, hemos contrario la forma de enseñar a los niños a resolver conflictos de forma sencilla y respetuosa.
María Montessori siempre defendió que la educación debía ser la aparejo para conseguir un mundo en paz, un trabajo en el que los adultos debemos servir como lazarillo, pero con el que los niños pueden conseguir conflictos de una forma totalmente autónoma.
Más que solucionar los conflictos entre niños, debemos enseñarles como resolverlos
Cuando surge un conflicto, el método Montessori nos invita a intervenir de forma no intrusiva. Esto quiere opinar que podemos representar como mediadores, pero debe acaecer un trabajo constante en donde el diálogo es el petición más eficaz para conseguir cambiar opiniones de una forma respetuosa.
Tanto adultos como niños debemos partir del hecho que enfadarse es una reacción natural en presencia de una situación que no nos gusta. No debemos anularlo, ni opinar que «está mal», sino dar herramientas para gestionarlo, ya que es necesario y nos enseña a conducirse en sociedad. Esta es la mejor forma para que, a medida que los niños crezcan y tengan una prudencia suficiente, sean capaces de resolver cualquier conflicto de una forma pacífica con otra persona.
La mesa de la paz: el entorno valentísimo para resolver cualquier pelea
La Mesa de la Paz debe ser un espacio en donde encontrar la calma y poder platicar de cualquier conflicto, ya sea entre hermanos o entre compañeros en el ámbito escolar (en los centros donde se sigue esta filosofía es un petición ampliamente utilizado).
El método Montessori aboga por crear un animación preparado en el que los niños se sientan a gozo y fomenten su independencia. En este caso, los materiales y el menaje deben estar dispuestos de forma que los niños puedan consentir a ellos cada vez que lo necesiten para conversar cómodamente:
- Una mesa pequeña apropiada a la perduración de los niños.
- Dos sillas del mismo tamaño.
- Un objeto que simbolice la paz (podemos elegirla previamente con la ayuda del gurí).
- Un objeto que emita un sonido, como una campana.
La idea de este espacio es diferenciar el diálogo a la violencia. Cuando son más pequeños y aún no entienden perfectamente el concepto de empatía, o en caso de que el nivel de enfado sea importante, los adultos debemos servir de mediadores para seguir el posterior proceso:
1. Los niños deben respirar e intentar alcanzar un estado de calma
Para conseguir este estado de calma, entreambos niños deben poner una mano en su pecho y otra en el objeto que simboliza la paz.
Acto seguido debemos hacerle (primero a uno y luego al otro), preguntas para que exterioricen sus sentimientos y todas aquellas emociones que han aparecido durante el enfrentamiento: «no me gusta que no me prestes tus juguetes», «me he asustado cuando has subido la voz».
Cuando cada uno termina de platicar, debe retirar la mano de la mesa para indicar que cede el turno a la otra parte. De esta forma logramos que los niños interioricen la importancia de platicar de una forma pacífica para poder entender al otro.
A medida que lo ponemos en maña, los niños terminarán tomando la iniciativa y diciendo al otro: «tengo una idea sobre cómo podemos solucionar esto».
2. Promover la advertencia sobre la resolución del conflicto
Lo posterior que debemos hacer es promover la advertencia sobre la resolución del conflicto con una sencilla pregunta a los niños. «¿Qué crees que debería hacerse para resolver esta situación?«
Sin duda esta es la parte más importante y con la que logramos que los niños aprendan a solucionar los conflictos en los que se vean involucrados, ya que es una forma efectiva y sencillo de entender para encontrar soluciones mutuamente aceptables.
A medida que lo ponemos en maña, son ellos quienes terminarán tomando la iniciativa y diciendo al otro «Tengo una idea sobre cómo podemos solucionar esto«.
3. Celebrar los acuerdos
Cuando logramos un acuerdo, los niños deben hacen sonar juntos la campana para anunciar que el conflicto se ha resuelto. Lo ideal es que tras hacerlo, los niños estrechen sus manos (o si lo prefieren, darse un apretón), en señal de cariño y respeto.
Como veis, la Mesa de la Paz va mucho más allá que crear un animación para resolver peleas: es una gran idea para promover la autorregulación emocional, la resolución pacífica de conflictos, el incremento de habilidades sociales y emocionales en los niños, la comunicación efectiva y la toma de decisiones conscientes.