La forma que tenemos de vincularnos de adultos viene determinada, en gran parte, por cómo se ha desarrollado nuestro apego en la infancia.
El apego es el primer vínculo cariñoso, encima del vínculo más importante, en la relación de cualquier bebé y de cualquier nene, que depende mucho de la calidad afectiva de los cuidadores principales, especialmente la principio.
Ayudar a construir un apego seguro en tus hijos hará que su autoestima, su confianza y su autonomía sean mejores. Encima, les ayudará a ir construyendo las aptitudes que necesitan para resolver sus emociones y para cultivar su seguridad personal.
Y, como decíamos, si el apego es seguro, será más probable que tu hijo establezca relaciones saludables con los demás; que socialice desde la curiosidad y el simpatía y no desde el miedo al dejación o la indigencia.
¿Qué es el apego?
Como vemos, los vínculos afectivos forman parte del tesina de explicación del nene. Las personas al manar poseemos unas deyección básicas que deben ser satisfechas para poder sobrevivir y adaptarse, tales como:
- Evacuación fisiológicas.
- Obligación de sentirse protegido de los peligros reales o imaginarios.
- Obligación de explorar su entorno.
- Obligación de juguetear.
- Obligación de establecer vínculos afectivos.
En psicología, la teoría del apego sostiene que entre todas estas deyección, la de establecer vínculos afectivos prevalece sobre todas las demás. Si el nene logra establecer un vínculo cariñoso con uno o varios adultos tendrá el resto de deyección cubiertas.
El apego es la relación exclusivo que el nene establece de forma independiente con la principio, el padre y el pequeño camarilla de personas que conviven con él.
Es el asechanza cariñoso que una persona forma entre ella misma y otra (en los animales todavía existe). Pero, ¿y el apego seguro? ¿Qué es?
Apego seguro
El apego seguro es aquel que permite a los bebés explorar de forma activa mientras están solos con la principio, el padre o la figura de apego; la separación con ella les intranquiliza, y buscan el contacto físico cariñoso a su regreso, que les tranquiliza.
Cuando los niños crecen y siguen desarrollando su apego seguro, este les permite vincularse de forma saludable con los demás y ser personas autónomas y con un buen nivel de autoestima y seguridad personal.
Con el apego seguro, los niños saben que pueden aparecer a la figura principal si necesitan ayuda o apoyo pero, sin bloqueo, se sienten cada vez más autónomos.
Según la investigación arreglado hasta el momento, aproximadamente un 60% de la población tiene un apego seguro, mientras que el 40% restante tiene un apego inseguro.
Ocho claves para fomentar el apego seguro en tus hijos
Existen algunas claves que nos pueden ayudar a fomentar el apego seguro en nuestros hijos, desde que nacen y a medida que crecen. ¿Cuáles son? ¿Cómo ponerlas en experiencia? ¡Te las contamos!
1. Ofréceles mucho simpatía y cariño
El simpatía es fundamental para el explicación del apego seguro. Por ello, dales a tus hijos ese simpatía que se merecen, a través de: atención, cariño, caricias, besos…
Y es que el simpatía y el afecto son las bases desde las cuales se construye un apego sano, que les permitirá a los niños vincularse todavía desde el simpatía y no desde el miedo o la indigencia, cuando sean mayores.
2. Sintoniza con ellos: identifica sus emociones y deyección
A la hora de fomentar un apego seguro en los niños es importante ser capaces de identificar perfectamente qué necesitan (para poder proporcionárselo) o qué sienten a cada momento (para poder acompañarlos emocionalmente). Para ello, la empatía puede ser una buena aparejo.
Cuando son más pequeños, y cuando aún no tienen desarrollado el verbo vocal, quizás esta tarea sea un poco más difícil; entonces deberemos identificar otras señales para conectar con su estado emocional (expresión facial, conductas, etc.)
3. Respeta sus emociones
Más allá de identificar sus emociones, todavía resultará imprescindible respetarlas, aceptarlas y validarlas.
A veces la forma de expresar la emoción no será la más adecuada; sin bloqueo, será importante que trabajemos en esa forma de dirección, y no tanto en querer cambiar la emoción (por ejemplo, de cólera o enfado).
4. Muéstrales tu disponibilidad
Los niños necesitan, y sobre todo los bebés, necesitan que los cuidadores principales cubran sus deyección básicas, a nivel físico y emocional.
Por ello es importante que tanto el padre como la principio se muestre presente y arreglado para ellos tanto física como emocionalmente.
5. Pon límites saludables
Los niños necesitan límites para crecer y desarrollarse, para memorizar lo que está perfectamente y lo que no, etc. Esto les ayuda a desarrollar todavía un apego seguro.
Así, el establecimiento de estos límites debe ser un aspecto a trabajar en el hogar. ¿Cómo poner límites de forma saludable?
Diciendo «no» acompañando ese «no» con una explicación coherente y sensible, que ellos puedan entender. Según Rafael Liante Tomás, psicólogo y Doctor en Educación, de esta forma lo que estamos haciendo es decirles, implícitamente, «no te dejo hacer X cosa porque te quiero».
6. Explícales lo que no entienden
Es importante ir alimentando la curiosidad en los niños durante su crecimiento, desde que son perfectamente pequeños. Para ello, como padres, responded a sus preguntas, a sus dudas, explicarles todo aquello que no entiendan.
Siempre adaptando nuestro verbo y explicación a su perduración, etapa evolutiva y características personales. No olvidemos que la información todavía les da seguridad a los niños, y la sensación de seguridad forma parte del apego seguro.
7. Acepta a tus hijos en su totalidad
La aprobación y el simpatía incondicional reforzarán la autoestima de tu hijo y, consecuentemente, vuestro vínculo, vuestro apego.
Por ello aceptar a tu hijo, con sus virtudes y sus puntos de mejoría, de forma incondicional, supone un paso más cerca de la construcción de ese apego seguro para él.
8. Estimula su autonomía
No olvidemos que un apego seguro es aquel que le permite al nene explorar el entorno sabiendo que cuando vuelva, tendrá su «colchoneta segura» (la figura del cuidador principal).
Por ello, es importante todavía fomentar la autonomía de tus hijos; deja que aprendan cosas por sí mismos, permite que exploren, que investiguen, que experimenten y que se equivoquen.