
La maternidad nos brinda muchas cosas y experiencias bonitas. A lo derrochador de los abriles que tengo siendo mamá, he descubierto que si proporcionadamente es cierto que tener hijos hace algunas complicadas, sin duda hace todo mucho mejor.
Sin secuestro, esto no significa que solo por el hecho de ser mamá y tener a nuestros hijos estaremos felices todo el tiempo. Y por ello, hoy quiero decirte lo futuro: está proporcionadamente no estar proporcionadamente, y no eres mala mamá por alojar que estás teniendo dificultades con la maternidad.
¿Mamá siempre debe estar atinado? ¿según quién?
En otras ocasiones he hablado de lo mucho que me ha cambiado ser mamá, desde mi forma de pensar hasta mis prioridades, haciendo que cambie el valencia de la mayoría de las cosas. No temo sostener que ser mamá ha sido la experiencia más gratificante y maravillosa de mi vida. Pero hay otra verdad que debo sostener: a veces me siento sobrepasada por ella.
Siento que sostener esto, y admitirlo de forma tan pública en este sitio donde miles de personas nos leen diariamente, es un acto de valentía. Porque poco con lo que igualmente me encontré tras convertirme en mamá, fue una borrasca de opiniones, críticas y juicios de otras personas.
Descubrí, en aquellos primeros abriles, que por el simple hecho de tener hijos, muchas personas se sienten con el derecho de opinar acerca de tu vida y tus decisiones de crianza. Pero bueno, eso es poco a lo que la mayoría nos acostumbramos y eventualmente aprendemos a hacer oídos sordos y quedarnos con lo bueno.
Poco que definitivamente me ha costado más trabajo que deliberar con los opinólogos, pero que he conseguido con el paso de los abriles, es entender que como mamá, tengo derecho de sentirme mal. Ahora me parece un poco sin fuste decirlo, pero hubo un momento en mi vida en el que me sentía mal por sentirme mal.
Si me sentía cansada o agotada o con ganas de tener unas horas libres, la desliz me invadía y llegaba a mí, haciéndome percatar como la peor mamá del mundo, porque tenía muy presente esa presión social que señala que las madres deben sentirse siempre agradecidas por lo que tienen y no pueden ni deben quejarse de su maternidad.
Pero si lo planteamos de otra guisa, podemos darnos cuenta que es un pensamiento poco anticuado y limitante. Por ejemplo, si tuvimos un día pesado o agobiante en el trabajo, es natural quejarnos o sostener que estamos batallando. Ahora imagina que no pudieras hacerlo, porque debes sentirte permanentemente agradecido y atinado por tener trabajo. Suena un poco ridículo, ¿no?
Es verdad: la maternidad es maravillosa. Pero igualmente puede ser increíblemente agotadora, y en ocasiones, muy dura. Esos días, son los días en los que tenemos que ser más amables con nosotras mismas.
Está proporcionadamente no estar proporcionadamente
Así como lo lees: está proporcionadamente no estar proporcionadamente. Comprobar que un día estás agotada o no puedes con el mundo, no te hace una mala mamá. Tolerar que simplemente hay días o temporadas en las que puede ser agobiante, no te hace mala mamá. Carecer ayuda o apoyo, no te hace mala mamá. Todo eso, te hace humana.
Tenemos que dejar antes ese arquetipo de la mamá abnegada que nunca se queja y que siempre se sacrifica, dejando de flanco su bienestar propio. Tenemos que ser más gentiles con nosotras mismas y entender que un mal día no nos hace menos madres, ni debe hacer que nos cuestionemos si estamos a la cúspide de este papel.
Y igualmente, otras personas necesitan entenderlo. Claro que estamos agradecidas por nuestros hijos: son nuestra vida y ese chispa de luz que ilumina nuestros días. Pero carecer espacio, refrigerio, ayuda o percatar que la maternidad está siendo más difícil de lo que pensábamos no significa que los amemos menos.
Sufrir en silencio es poco que nadie debería hacer, y si entendemos que a veces puede ser muy pesada la crianza, más madres se sentirán con la confianza de apañarse un apoyo o un hombro en el cual desahogarse sin temor a ser criticadas o juzgadas por hacerlo.
Así que menos juicios y críticas, y más comprensión y apoyo. Date permiso de descansar, de percatar tus emociones, sean positivas o negativas. De pedir apoyo y pedir ser escuchada cuando lo necesites. Acepta que está proporcionadamente no estar proporcionadamente, y que tener dificultades con la maternidad no te hace una mala mamá.