
Si queremos que nuestros hijos desarrollen una autoestima saludable y aprendan habilidades sociales, emocionales y de resolución de problemas, es fundamental cuidar la forma en la que nos comunicamos con ellos.
Utilizar un habla positivo, educativo y respetuoso no solo ayuda a que los niños acepten mejor las normas y los límites, sino que estaremos fomentando su autonomía y sentido de la responsabilidad, y fortaleciendo el vínculo entre padres e hijos.
Pero a pesar de los indudables beneficios que tiene la comunicación positiva, los padres caemos a menudo en el error de establecer límites desde el autoritarismo y la prohibición, ya sea porque creemos que así será más eficaz o porque desconocemos otras alternativas respetuosas.
A continuación te compartimos 19 ejemplos de frases cotidianas que asiduamente decimos a los niños y cómo darles la envés para que sean positivas, constructivas y educativas.
Cambia el ‘NO’ por una frase constructiva
«Hablamos bajito» (en circunscripción de «No grites»)
En algunos casos, asegurar «no» a los niños es necesario para establecer límites inquebrantables, pero es recomendable no violar de esta palabra y utilizarla solo para este tipo de situaciones. Así, siempre que sea posible, cambiaremos el NO por frases positivas y constructivas que adicionalmente eduquen; como este ejemplo que os mostramos.
«Se salta en el suelo»(en circunscripción de «No saltes en la cama»)
En circunscripción de centrarnos en la prohibición, con esta frase estamos mostrando al nene una alternativa segura y más apropiada para que pueda seguir haciendo poco que le gusta.
«Vamos a averiguar un sitio donde puedas valer sin peligro»(en circunscripción de «¡Aquí no se corre!»)
Esta frase está muy relacionada con la susodicho. Por un banda, marcamos al nene el margen de «no valer» en un determinado espacio que consideramos poco apropiado (acertadamente sea porque molesta a otros o porque es peligroso). Pero por otro, respetamos su penuria natural de valer ofreciéndole una alternativa adecuada y segura donde poder hacerlo.
«Por crédito, dilación tu turno para dialogar»(en circunscripción de «No interrumpas»)
Si el nene tiene la costumbre de interrumpir las conversaciones, regañarle por ello no le va a servir para estudiar. En su circunscripción, utiliza frases constructivas y educativas que le recuerden la importancia de esperar su turno de palabra.
«Cuando termines de masticar, me encantará escucharte» (en circunscripción de «¡No hables con la boca llena!»)
«¡No hables con la boca llena!» es una orden directa que pone el foco en un comportamiento del nene que consideramos inapropiado. Pero si cambiamos esta orden por una frase constructiva, estaremos educando en la mesa al tiempo que alentamos al nene a internalizar comportamientos apropiados.
Usa la anticipación y los recordatorios
«Recuerda que cuando acaben los dibujos toca ir a la ducha» (en circunscripción de «Apaga la tele y ve a la ducha»)
Anticiparse en circunscripción de dar órdenes es una logística que funciona muy acertadamente, especialmente en el caso de los niños pequeños, pues les ayuda a interiorizar rutinas y a examinar con delantera y de forma clara cuando toca cambiar de actividad.
«¿Recuerdas qué se hace con la ropa sucia?» (en circunscripción de «Lleva la ropa sucia al cesto de la lavadora»)
A medida que los niños van creciendo, podemos cambiar la utensilio de anticipación por lo recordatorios, que ayudan a reconducir comportamientos inapropiados de una forma educativa y respetuosa. Con este ejemplo estamos sustituyendo la orden por una frase que invita al nene a la consejo y le convierte en el protagonista de sus propios actos.
«Iremos al parque en cuanto termines los deberes» (en circunscripción de «Hasta que no termines los deberes, no irás al parque»)
Aunque de antemano pueda parecer lo mismo, hay una gran diferencia entre ambas frases anticipatorias. Mientras que en la segunda nos centramos en la prohibición desde la amenaza o la imposición, en la primera enfatizamos la premio o el refuerzo positivo, alentando al nene a completar sus deberes para posteriormente disfrutar de un rato en el parque.
Muestra confianza a través de tus palabras
«Confío en que tu hermano y tú solucionareis vuestras diferencias de una forma respetuosa» (en circunscripción de «¡No te pelees con tu hermano!»)
Con la primera frase estamos mostrando confianza en nuestros hijos y en sus habilidades de resolución de conflictos, al tiempo que les alentamos a encontrar soluciones respetuosas por sí mismos. Por el contrario, la frase «¡No te pelees con tu hermano!» es una orden directa que no promueve el enseñanza ni resulta constructiva para fomentar la autorregulación y la cooperación.
» Si el agua se derrama, ¿qué necesitas para limpiarlo?» (en circunscripción de «¡Cuidado, vas a verter el agua!»)
Cuando utilizamos la primera frase, estamos fomentando la autonomía del nene animándole a hacer las cosas por sí mismo y enseñándole que todo error se puede reparar y estudiar de sus consecuencias. En cambio, la segunda frase, «¡Cuidado, vas a verter el agua!» es una advertencia que no solo no educa, sino que anticipa en pesimista una hipotética situación, merma la autoconfianza del nene y le impide apropiarse nuevas habilidades.
«Sabes dialogar de forma respetuosa, me lo has demostrado muchas veces» (en circunscripción de «¡No seas soez!»)
Con la primera frase estamos elogiando y reforzando el comportamiento positivo del nene, al examinar sus esfuerzos cuando se comunica de forma respetuosa. En cambio, la segunda frase es simplemente una crítica negativa que no proporciona orientación sobre cómo comportarse de forma adecuada.
Cambia las órdenes por opciones
«Elige qué quieres para merendar, ¿plátano o manzana?» (en circunscripción de «Cómete la manzana»)
Dar opciones a nuestros hijos es una excelente forma de fomentar la toma de decisiones, la consejo y la aplauso de las normas y límites, al sentirse escuchados, valorados y tenidos en cuenta en sus opiniones. Si somos capaces de cambiar las órdenes por opciones, ¡tendremos mucho manada!
«Eso es frágil, mejor lo observamos con cuidado» (en circunscripción de «No toques eso»)
Utilizando esta frase estamos dando al nene una importante información (la fragilidad del objeto) que a su vez argumenta la razón por la que no se puede tocar. Pero para satisfacer su curiosidad le damos una alternativa.
«Cuándo quieres ducharte, ¿antaño o posteriormente de cenar?» (en circunscripción de «¡Dúchate ahora mismo!»)
Si a tu peque le cuesta el momento de meterse en la ducha, prueba a darle la opción de nominar cuándo prefiere hacerlo.
«¿Cómo te gustaría saludar al anciano?» (en circunscripción de «Da un beso al anciano»)
Con esta frase no solo no estamos forzando al nene a rozar si no desea hacerlo, sino que le educamos en sentimientos, respetamos sus deseos y fomentamos su capacidad de valentía.
Cooperación, ayuda y consenso
Es hora de congregar los juguetes, ¿necesitas ayuda?» (en circunscripción de «Recoge tus juguetes»)
Para que el momento de congregar los juguetes no provoque conflictos, peleas y discusiones, evita las órdenes y comunícate con frases positivas en las que muestres conexión en dirección a las micción de tu hijo y disposición para ayudar. Los niños admiten mejor los límites relacionados con el fin del selección cuando un adulto les asesor y acompaña de forma respetuosa.
«Vamos a consensuar juntos la hora a la que debes retornar a casa» (en circunscripción de «¡A las 22.00 horas en casa!»)
Cuando nuestros hijos empiezan a salir con amigos, la hora de durar a casa puede ser foco de conflictos. Evita imponer tu criterio ordenando a tu hijo regresar a una hora que seguro que no aprueba. En su circunscripción, fomenta el diálogo, la cooperación y el consenso, y acordad juntos la mejor hora.
«Veo que estás amargo. Estoy aquí para ayudarte a calmarte» (en circunscripción de «¡Deja de quejarte por todo!»)
Si tu hijo está enfadado y lo demuestra llorando, pataleando o gritando, en circunscripción de reprender su porte con frases que no educan e invalidan sus emociones, dirígete a él de forma positiva, demostrándole que estás ahí para ayudarle a calmarse.
«Disfrutemos de la cena sin distracciones. ¿Qué te apetecería contarnos?» (en circunscripción de «¡No uses el teléfono mientras cenamos!»)
Es importante controlar el uso que los niños hacen de las pantallas, y educarles para no utilizar dispositivos móviles o tabletas en ciertos momentos. Pero para conseguirlo es preferible cambiar las prohibiciones por argumentos constructivos y educativos en los que su colaboración sea fundamental.