Las relaciones de pareja no son siempre ideales, y es que pensar eso simplemente es no ser realista. Es perfectamente normal y sano tener ciertas diferencias como personas independientes que somos con nuestras parejas; todos en algún momento nos hemos tenido que enfrentar a una discusión con nuestro ser amado, o a alguna crisis de pareja.
Evitar esto es imposible. Y de hecho, no discutir nunca con nuestra pareja, por nada, podría indicar que no somos sinceros y asertivos el uno con el otro (por ejemplo, con lo que nos molesta o no nos encaja), o que estamos en una actitud de indiferencia total.
Por otro lado, cuando escuchamos la palabra «discutir», pensamos en algo negativo. Lo que quizás no sabemos es que podemos aprender a discutir «bien» en pareja y que esto, puede llegar incluso a fortalecer la relación. Se trata de aprender a discutir de forma madura y respetuosa. Hablamos de cómo evitar los nueve errores que solemos cometer cuando discutimos con la pareja.
Los nueve errores que cometemos al discutir con la pareja
Lo primero es quitarnos de la mente la connotación negativa que tienen las discusiones. Las discusiones son procesos necesarios para que podamos conversar y mejorar ciertas cosas a fin de poder seguir sana y felizmente con nuestra pareja.
Pero no se trata simplemente de hablar, y mucho menos de gritar, reprochar o pelear. Es un verdadero arte que implica aprender a conocernos y a ser objetivos en cuanto a lo sucedido. Para discutir con tu pareja, hay algunas cosas que pueden ayudarte, como evitar los errores habituales que cometemos al hacerlo. Estos errores son:
1. No ser objetivos
Un error frecuente que cometemos al disctuir en pareja es perder la objetividad, dejándonos llevar por las emociones y lo que sentimos. Es imprescindible intentar ser objetivos (y justos) con lo que sucedió.
Si bien debemos hablar de los sentimientos, para empezar debemos ser muy neutrales y ver las cosas como sucedieron, no sólo como las sentimos.
2. Perder la calma
Cuando perdemos la calma la conversación sube de tono y la percepción que ambos tenéis de la misma, cambia. Por eso es importante intentar mantener la mente fría en algunos aspectos y transmitirlo de forma tranquila y serena; esto nos puede ayudar a relajar el ambiente y a no meter más leña al fuego.
3. Faltar al respeto
Otro error al discutir es perder el respeto al otro. Y es que este es un elemento fundamental para poder tener una discusión sana. Aprende a respetar y a pedir respeto si sientes que lo necesitas.
Y sobre todo, respeta el espacio de tu pareja para hablar y decir cómo se siente sin que lo interrumpas. Escucharos de verdad.
4. Irse por las ramas
Otro error que cometemos al discutir en pareja es irnos por las ramas, salirnos del tema en cuestión y acabar haciendo reproches de otros días, comentando cosas aparentemente ya superadas… ¡Evítalo!
Determina cuál es el problema sobre el que váis a conversar y evita traer a colación o mezclar otros asuntos que ameritan una discusión aparte.
5. No ser claros ni asertivos
La claridad y la asertividad son claves a la hora de llegar a acuerdos y hablarse con respeto. Por ello, habla de forma clara y asertiva, defendiendo tu opinión pero de forma respetuosa, y escuchando también a tu pareja. Es importante que no des tantas vueltas al asunto y seas honesto con lo que quieres tratar.
6. No darnos una pausa
No darse tregua también es otro error al discutir en pareja. Por eso, si los ánimos se alteran mucho, utiliza una pausa, que puede ser de unos minutos o incluso más, dependiendo del nivel de molestia, para poder relajaros un poco y evitar deciros cosas de las que os podáis arrepentir. A veces necesitamos parar para conectar con la serenidad, y desde ahí, volver a abordar el tema en cuestión.
7. No reflexionar sobre el tema
Las pausas también nos ayudan a ir matizando lo que vamos hablando, resumiéndolo si es necesario, algo que no siempre hacemos. Por ello una cosa muy positiva en el momento de discutir es hacer una especie de recapitulación de lo conversado al final, en la que digas tú lo que tu pareja te ha dicho (y viceversa).
De esta forma podemos corroborar si ambos habéis comprendido realmente lo que se ha discutido, y además, es una forma de resumir los puntos claves, de llegar a una conclusión o de aclarar el acuerdo al que habéis llegado.
8. Hablar desde la rabia
Para que la discusión sea sana, recuerda siempre discutir desde el amor y la empatía, y no tanto desde la rabia o la molestia que sientas en ese momento. Evita que la emoción te domine o hablar desde la rabia, otro error frecuente que cometemos.
9. Querer hablarlo todo al momento
Otro error que debemos evitar es querer hablarlo todo al momento. A veces esto no se puede, y mejor esperar para tener la conversación.
Así que, sobre todo si el punto anterior te es muy difícil de lograr, no temas posponer la conversación para otra ocasión en la que ambos tengáis una mejor predisposición para hablar. Hay tiempo para todo.
Beneficios de discutir bien en pareja
Discutir forma parte de la comunicación de la pareja, pero debemos aprender a hacerlo de forma sana. Las discusiones tienen una cualidad positiva, y es que nos permiten poder hablar las cosas que nos molestan para que puedan ser cambiadas o corregidas antes de que generen un malestar mayor.
En realidad, se trata de conversar y de llegar a acuerdos, de negociar, de expresar, de compartir… aunque a veces deba hacerse sobre temas delicados o sensibles. Hacerlo es algo totalmente necesario para la pareja.
De igual manera, discutir sobre ciertos temas puede ayudarnos a tomar consciencia sobre nuestros errores, malos hábitos, cosas que le molestan a nuestra pareja… Porque lo cierto es que, en muchas ocasiones, ni siquiera somos conscientes de ellos.
Escucharlos y saber que generan molestias pueden ayudarnos a mejorarlos o a evitar ciertas situaciones que a nuestra pareja le molestan, incomodan o incluso duelen.
Discutir no tiene por qué ser algo negativo, todo lo contrario, se trata de algo muy necesario para crecer como pareja, fortalecer la relación y conocer mejor a nuestra pareja, siempre y cuando tengamos el respeto hacia el otro como premisa.
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