¿Tú también eres de los que hace mil cosas a la vez? La multitarea es la habilidad de realizar varias tareas simultáneamente, ya sea en el ámbito personal, laboral… Hasta hace poco, era mi forma de trabajar, pero me di cuenta de que no era productiva trabajando así.
Y es que muchos piensan que la multitarea aumenta la eficiencia, pero también puede causar estrés y reducir la calidad del trabajo si se hace en exceso. De hecho, varios estudios demuestran que esta forma de trabajar no nos hace más productivos, sino todo lo contrario.
La multitarea tiene todos estos inconvenientes
Un estudio de la Universidad de Sussex reveló que la multitarea podría estar relacionada con problemas emocionales como la depresión o la ansiedad. Según el estudio, al hacer varias cosas a la vez, asumimos que tendríamos que terminarlas antes que si las hiciésemos una a una.
Y cuando esto no sucede, porque el cerebro no es capaz de asumir todo el trabajo con la misma capacidad que de forma individualizada, aumentan el estrés y la ansiedad y baja la autoestima. Y todo esto, a su vez, puede incluso desembocar en una depresión.
Otro estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania señala que la multitarea puede parecer provechosa en la superficie, pero sólo el bloqueo que produce cambiar de una cosa a otra hace que se desperdicie hasta el 40% del tiempo productivo. Según los autores del estudio: «Buena parte del tiempo se emplea en desactivar la tarea anterior e iniciar los procesos mentales que requiere la nueva».
Y en otra investigación, esta vez llevada a cabo por la University of Oregon, encontraron que las personas habituadas a realizar varias cosas a la vez retenían y clasificaban peor la información que quienes solían hacer las tareas de forma individualizada, y se quedaban con los detalles más irrelevantes. Así que, pocas ventajas parece que tiene esta forma de trabajar.
Cómo dejé de hacer mil cosas a la vez y logré ser realmente productiva
En mi caso personal también me di cuenta de que no me funcionaba, así que empecé a evaluar mis hábitos actuales y reconocí que estaba dispersando mi atención entre múltiples tareas al mismo tiempo, lo que me llevaba a sentirme abrumada y a no completar las tareas de manera eficiente. Para abordar este problema, hice una serie de cambios.
1) Prioricé y me organicé mejor
Primero establecí una lista de prioridades. Identifiqué las tareas más importantes y urgentes, y las clasifiqué según su importancia y plazos (el método Eisenhower puede ayudarte). Esto me permitió tener una visión clara de lo que necesitaba hacer y enfocar mi energía en las actividades que realmente importaban.
Después, organicé mi tiempo utilizando bloques de tiempo dedicados a cada tarea. Por ejemplo, reservé la mañana para trabajar en proyectos importantes y la tarde para tareas más administrativas o de seguimiento. Esta estructura, así como las tablas de rutinas, me ayudaron a mantenerme enfocada y a evitar saltar constantemente de una tarea a otra.
2) Eliminé distracciones
Además, adopté medidas para eliminar las distracciones. Ahora desactivo las notificaciones de redes sociales mientras trabajo o guardo el móvil (otra opción es tener un teléfono solo para trabajo) y configuré mi correo electrónico para que solo recibiera notificaciones de mensajes urgentes. Esto me permitió concentrarme completamente en la tarea en curso sin interrupciones innecesarias.
3) Practiqué la atención plena
También practiqué la atención plena en cada cosa que hacía. En lugar de preocuparme por las tareas que aún no había completado o las que vendrían después, me concentré en el presente y en dar lo mejor de mí en la tarea actual. Esto me ayudó a mejorar la calidad de mi trabajo y a completar las tareas de manera más eficiente.
4) Puse límites y evité saturarme
Por último, aprendí a poner límites y a decir no a tareas adicionales que podrían interferir con mis tareas y prioridades marcadas. Aprender a priorizar, a posponer y a delegar tareas, algo que no siempre es fácil, me permitió concentrarme en lo que realmente importaba y evitar saturarme de trabajo. Hay tiempo para todo.
Foto | Portada (Película El diablo viste de Prada, 2006)