Un zigoto es la unión de un óvulo y de un espermatozoide. Asimismo se le conoce como óvulo fecundado. El zigoto empieza como una sola célula mas se divide velozmente en los días siguientes a la fecundación. La célula única del zigoto contiene los cuarenta y seis cromosomas precisos, consiguiendo veintitres del esperma y veintitres del óvulo.
La fase de zigoto es breve y dura más o menos 4 días. Alrededor del quinto día, la masa de células se conoce como blastocisto. El feto se desarrolla desde este blastocisto.
¿De qué manera se forman los zigotos?
Para que dos personas se reproduzcan, solo es preciso que un solo espermatozoide penetre en la superficie exterior de un óvulo a lo largo de la fecundación. A lo largo de un ciclo reproductivo saludable, se libera un solo óvulo desde el folículo cara la trompa de Falopio en el instante de la ovulación. Si hay espermatozoides presentes, miles procurarán penetrar este único óvulo. En el momento en que un espermatozoide atraviese la superficie exterior, se forma un zigoto. Los cambios químicos en la superficie del óvulo evitan que otros espermatozoides puedan penetrarlo nuevamente.
La fecundación médicamente asistida asimismo es posible, y, en verdad, cada vez es más común. La inseminación intrauterina y la fecundación in vitro son las dos técnicas de reproducción asistida más utilizadas. A lo largo de la inseminación intrauterina, el semen se introduce en el útero a través de un catéter y la fertilización se realiza en el cuerpo. Con la fecundación in vitro, los óvulos se extraen de los ovarios y se fertilizan en un laboratorio. Después, el blastocisto se implanta en el útero.
Del zigoto al embrión
Los zigotos se dividen a través de un proceso conocido como mitosis, en el que cada célula se duplica. Esta etapa de un par de semanas se conoce como periodo germinal del desarrollo y engloba desde la fecundación hasta la implantación del blastocisto en el útero. El espermatozoide contiene información genética paterna, al tiempo que el óvulo contiene información genética materna. Debido a que cada célula contiene la mitad del material genético, cada célula se conoce como célula haploide. Cuando estas dos células haploides se unen, forman una sola célula diploide que contiene todos y cada uno de los cromosomas precisos.
El zigoto entonces viaja por la trompa de Falopio hasta el útero. Conforme viaja, sus células se dividen velozmente y se transforma en un blastocisto. Una vez en el útero, el blastocisto debe implantarse en el recubrimiento para conseguir el comestible que precisa para medrar y subsistir. El periodo embrionario de desarrollo dura desde un par de semanas tras la concepción hasta la octava semana, tiempo a lo largo del como el organismo se conoce como feto. En la novena semana tras la concepción, empieza el periodo fetal. Desde este punto hasta el nacimiento, el organismo se conoce como embrión.
La primera etapa es delicada
No todos y cada uno de los zigotos llegan a la próxima etapa del desarrollo prenatal. Un gran porcentaje de todas y cada una de las concepciones que ocurren de forma natural fallan ya antes o en el instante de la implantación. Los estudiosos sospechan que estas pérdidas están relacionadas con anomalías. En los casos de aborto espontáneo recurrente, la culpa acostumbra a ser una anomalía cromosómica de los progenitores. En el caso de estos abortos espontáneos muy tempranos, posiblemente una mujer no se percate de que se ha producido la fecundación por el hecho de que puede probar un sangrado afín a su periodo menstrual.
La inseminación intrauterina y la fecundación in vitro asimismo pueden fallar. Los estudios han relacionado los factores deficientes del semen con el descalabro de la inseminación intrauterina. Los óvulos de mala calidad y las deficiencias hormonales son otras razones conocidas del descalabro de este procedimiento reproductivo. Las tasas de éxito de la fecundación in vitro cambian conforme la edad. La fecundación in vitro tiene mayor probabilidad de éxito en progenitores menores de treinta y cinco años. Los factores que pueden influir en el éxito o el descalabro de la fecundación in vitro son la edad de los progenitores, embarazos precedentes y pérdidas, la aptitud de los óvulos y la causa latente de la infertilidad.